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Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, ninguna industria era más fuerte o más importante que el acero estadounidense.

Pero en los últimos 60 años, la industria ha sufrido un declive constante, volviéndose menos competitiva y mucho menos central para la economía de Estados Unidos.

Inmediatamente después de la guerra, la demanda mundial de acero fue más voraz que nunca. Las plantas siderúrgicas propiedad de los competidores extranjeros habían sido devastadas por los bombardeos. Las ciudades de Europa y Asia necesitaban reconstruirse, y las ciudades estadounidenses también crecían rápidamente. La demanda de autos nuevos era excelente y la autopista Interestatal estaba en construcción.

Las siderúrgicas estadounidenses producían acero a un ritmo vertiginoso, produciendo más de la mitad del acero del mundo a fines de la década de 1940, y aproximadamente el 40% del acero mundial durante la década de 1950.

En los 10 años que comenzaron en 1948, las plantas siderúrgicas estadounidenses promediaron cerca de 700,000 trabajadores. Hoy solo 83,000 personas trabajan en las fábricas de acero de la nación.

Cambios en la manufactura

Parte de esa disminución se debe a procesos mucho más eficientes. Los hornos de oxígeno básicos y las máquinas de colada continua que se utilizan actualmente pueden fabricar acero usando una fracción del trabajo, la energía y la mano de obra requerida por los hornos de fogón abierto que la industria utilizaba durante su apogeo.

Además, gran parte del acero producido en la actualidad proviene de chatarra reciclada, en lugar de utilizar el proceso más costoso y complejo de convertir el mineral de hierro en acero. De hecho, la mayor siderúrgica de Estados Unidos, Nucor, utiliza chatarra reciclada. Comenzó con una sola miniacería en 1969.

“Nucor colaboró más en eliminar la producción de acero estadounidense tradicional que los chinos”, dijo Stephen Mihm, profesor de Historia de la Universidad de Georgia que se especializa en la historia de los negocios.

Pero Nucor no fue el único problema. Los competidores extranjeros en Europa y Japón fueron mucho más rápidos para adoptar tecnologías más eficientes después de la Segunda Guerra Mundial, lo cual les dio una ventaja.

Para empeorar las cosas, Mihm dijo que Estados Unidos se mostraba reacio a cambiar sus formas de operar, lo cual dio a las acereras en el extranjero una ventaja aún mayor.

“Ni los empleados ni los administradores estaban entusiasmados con la idea de gastar el capital en cambiar a hornos de oxígeno básicos”, dijo.

“Pero los empleados no eran los que tomaban las decisiones de inversión de capital. En última instancia, la administración fue la que no hizo su parte”.

Auge de las siderúrgicas extranjeras

Pero otros dicen que los esfuerzos de Estados Unidos por ayudar a Europa y Japón a reconstruirse después de guerra dieron a los competidores extranjeros una gran ventaja al ayudar a reducir el costo del capital que esas siderúrgicas necesitaban para reconstruirse.

“Básicamente dimos un regalo a las industrias del acero en Alemania y Japón”, dijo Scott Paul, presidente de Alliance for American Manufacturing, un grupo de interés público respaldado por el sindicato Steelworkers y los principales fabricantes. “Culpar a la industria siderúrgica estadounidense, no estoy tan seguro de que eso sea justo”.

Luego vino la industrialización de China, que condujo a un auge local en la industria del acero como no se había visto desde la revolución industrial.

La producción de acero de China pasó de un tercio de la producción de las fábricas estadounidenses en 1981 para igualar a la producción estadounidense solo 12 años después. Ha registrado un aumento del 800% en la producción desde entonces.

Actualmente, la industria siderúrgica china produce aproximadamente la mitad del acero en el mundo, según World Steel, un grupo comercial global de la industria. Las fábricas estadounidenses producen menos de una décima parte del volumen de China.

Y aunque gran parte de esa producción es utilizada por las plantas automotrices y el sector de construcción de China, es indiscutible que hay cantidades masivas de exportaciones de acero chinas que presionan a la baja los precios en todo el mundo.

“China tiene muchas fábricas de acero zombis fabricando acero que nadie necesita”, dijo Paul. “Es increíble cuánto distorsiona eso el mercado. En una industria que demanda mucha mano de obra como es el acero, eso significa cierres de acererías y despidos”.

Una economía diferente

Al mismo tiempo que las siderúrgicas extranjeras se volvieron más competitivas, la economía de Estados Unidos se alejó de la fabricación de bienes y se centró en la prestación de servicios.

El crecimiento de industrias como la banca, los medios de comunicación y gran parte del sector de tecnología ayudó a dejar de lado el acero.

Para marcar el final de una época, US Steel fue eliminado del índice industrial del Dow Jones, una lista de las empresas más poderosas del país, después de 90 años, en 1991. Disney se unió al índice en aquel entonces, al igual que JPMorgan, que irónicamente es una firma de Wall Street nombrada así en honor al fundador de US Steel.

Bethlehem Steel fue la última compañía de acero en salir del Dow en 1997, cuando Walmart, Hewlett-Packard y los seguros Travelers fueron añadidos.

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