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Rocío Nahle vs. la CNH y la CRE

El Financiero. Opinión. Guillermo García Alcocer, comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía y cuyo cargo concluye hasta 2023, llegó ayer a la sesión ordinaria de ese órgano y anunció que la próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle, le había pedido ayer martes la renuncia. A él, que preside un órgano regulador autónomo.

Según dijo García Alcocer a los otros tres comisionados que este martes se encontraban en la Ciudad de México, tal solicitud ocurrió ayer mismo. Otras fuentes, sin embargo, refieren que la solicitud habría ocurrido desde semanas atrás.

“Es que sabes qué, necesito tu renuncia”, habrían sido las palabras de Nahle a García Alcocer.

El comisionado presidente de la CRE contestó, de acuerdo con fuentes que supieron de la reunión, que “a diferencia de Juan Carlos Zepeda (titular de la Comisión Nacional de Hidrocarburos) que ya les dijo que sí, yo les dije que no podía responderles, que no estaba listo”.

El anuncio tomó fuera de la Ciudad de México a tres comisionados de la CRE, pero la amenaza de que iban tras ese órgano es todo menos nueva, pues la bancada de Morena ya había adelantado hace un mes que pretendían cambiar la ley para quitarle autonomía a ese regulador y a la CNH.

Los comisionados de la CRE que escucharon de viva voz a García Alcocer le pidieron que no renuncie. Y le propusieron que si es sometido a presión, cada vez que lo manden llamar pueden acudir a la cita los siete comisionados para ver si Rocío Nahle llega al extremo de tratar de intimidar a todos y cada uno.

Durante la tarde de ayer corrieron rumores de que se había solicitado la renuncia a todos los integrantes de la CNH y la CRE. En CNH se daba como un hecho que en las próximas horas se informaría sobre el proceder de Juan Carlos Zepeda, cuyo nombramiento es vigente hasta abril de 2019, y a quien también se habría solicitado renunciar.

En todo caso, se confirmaría que al nuevo gobierno le estorba el actual diseño institucional, donde el sector energético tiene reguladores independientes. Así, de concretarse las renuncias de los presidentes de CRE y CNH se abriría el camino para que se capturara a las cabezas de esos organismos sin necesidad de cambiar la legislación. O sea, lo que no pudieron en San Lázaro lo pueden por la vía de la presión directa a los titulares de los órganos autónomos.

Ante la intentona de la señora Nahle, que por supuesto no se entiende sin la venia presidencial del único presidente de facto que tenemos desde hace meses, también queda claro que Morena pretende un escenario donde a la CNH llegue gente que provenga de Petróleos Mexicanos, por ejemplo, para llevar a México a una situación donde en los hechos Pemex se autorregule.

Y en el caso de la CRE, de lo que se trataría es de meter a gente que más que expertise en mercados de energía sean obsecuentes con las decisiones del Ejecutivo.

Si estas medidas llegan a concretarse, además se confirmaría que el equipo recién llegado a la Secretaría de Energía no sólo hace ascos a la ayuda de expertos que integran otros entes, sino que en su afán de control absoluto los del próximo gobierno no alcanzan a ver que se están echando un problema a cuestas: en ese escenario, ante cada decisión sólo habrá una y nada más que una responsable de todo lo que salga mal: Rocío Nahle será la secretaria que no tendrá ni árbitro a quién culpar de ninguna falla.

Queda la interrogante de saber cómo reaccionarán Zepeda y García Alcocer, por un lado, y los integrantes de la CNH y CRE, por otro. ¿Asumirán el golpe mansamente como los empresarios en el nuevo aeropuerto? ¿Darán una batalla legal y/o mediática? Ellos y todos los que en su momento creyeron en la construcción de un Estado mexicano con órganos especializados y contrapesos.

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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