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CÁMARA NACIONAL

DE LA INDUSTRIA TEXTIL

Por favor, ¡que Seade les explique!

Repito, en tratándose de gobernantes y funcionarios, causa más daño un ignorante que un corrupto. A éste, podemos aplicarle la ley al estar tipificadas conductas delictivas que son expresión de eso que confunde, que hemos dado en llamar corrupción. Pregunto pues, ¿qué hacer con el ignorante, con el incapaz o limitado intelectualmente, y con aquél que se encuentra ya a las puertas de la demencia senil?

Imagine usted un gobernante que ignora lo más elemental de la gobernación a desarrollar durante los años que duraría su encargo; ¿podríamos cuantificar el daño que causarían políticas públicas producto de su ignorancia, las cuales, aun cuando quizás útiles hace 40 o más años, hoy significarían el peor de los atrasos? ¿Exagero, fallo el tiro? O bien, ¿el blanco escogido —en este caso los ignorantes, para no utilizar algo más eufónico— no es el correcto?

De pensar usted así, le pido un favor: Recuerde los daños causados al país y a los mexicanos, y a las finanzas públicas y la economía en general, durante la Docena Trágica. Al venir a su mente los años de los presidentes Echeverría y López Portillo, y recordar los daños sufridos por usted y/o su familia en su patrimonio, no dudo que estaría de acuerdo conmigo en lo que afirmo en el primer párrafo.

¿A qué viene esta introducción? ¿Acaso no lo ha visto ya? Viene al caso por lo que vemos del candidato triunfador y su equipo cercano. Para probar lo afirmado, tomo como ejemplo el comercio exterior.

Una de las pruebas más evidentes de la ignorancia en la materia de nuestros políticos, sean gobernantes, funcionarios y legisladores o dirigentes de partidos políticos, es la visión mercantilista que tienen del comercio entre países. El mercantilismo, para quien esté interesado en saber algo de esa visión económica, bástele saber que dominó en el mundo de los siglos XVI a mediados del XVIII, y privilegia las exportaciones (algo bueno) por sobre las importaciones (algo malo), con instrumentos proteccionistas de todo tipo.

Hoy, buena parte de la llegada de gobernantes populistas se debe, en buena medida, a que ignoran el daño causado por el mercantilismo, y también, todo de la visión liberal cuyas bondades demostró, entre otros, Adam Smith. El mejor ejemplo de lo que significa querer conducir una economía apoyados en la visión mercantilista, lo tenemos en Donald Trump y en las políticas públicas promovidas por varios políticos europeos; y aquí en México, por López y Ebrard.

Dinero en Imagen. Economía sin Lágrimas. Ángel Verdugo.
Aquí, jamás pensé —reconozco mi ingenuidad— que tanto López como los que llegarían al gobierno con él a partir de este 1 de diciembre, después de haber vivido 31 años de apertura económica y ver los cambios estructurales concretados, y los avances alcanzados al aplicar una visión del comercio exterior plantada en los tiempos actuales, intentarían aplicar el mercantilismo y nos presentarían el antepasado como el mejor de los futuros.

Hoy, López y Ebrard plantean que la prioridad en materia de comercio con la República Popular China es buscar equilibrar la Balanza Comercial con ese país o reducir el déficit porque, dice Ebrard, con su habla tartamuda y confusa, que le exportamos poco e importamos mucho. Ambos, anclados en el siglo XVI, en materia de comercio exterior, promueven el mercantilismo.

Para que no se ofendan, no les recomiendo que un alumno de la carrera de economía del ITAM —porque es una institución fifí— les dé una explicación del tema. Podrían, sin embargo, de querer aprender por qué es dañino el mercantilismo, y para no causar daño al país en materia de comercio exterior, pedir a Seade les explique el tema. Él, conocedor como pocos, intentaría sacarlos de su ignorancia; dudo que lo logre, pero se esforzaría.

No consulten a Márquez —la del mole artesanal a China Popular— porque ella, al igual que López y Ebrard, sigue anclada en el siglo XVI en materia de comercio exterior.

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