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México requiere una mayor desregulación: Francisco Gil Díaz

El Economista. Entrevista a Francisco Gil Díaz, extitular de la SHCP durante el gobierno de Vicente Fox.

La economía mexicana requiere, además de estabilidad macroeconómica, una fuerte ola de desregulación para permitir la expansión de las pequeñas y medianas empresas, consideró Francisco Gil Díaz, extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) durante el gobierno de Vicente Fox.

En entrevista con El Economista, platica que lo anterior ha sido una tarea pendiente y considera “alentador” que el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador lo considere como una preocupación y que lo incluya en su proyecto de nación.

“Tengo confianza en que las cosas van a salir bien en el próximo gobierno (…) Urzúa parece una persona sensata y razonable”, expresa Gil Díaz, quien considera que el nuevo equipo de Hacienda debe brillar más por su capacidad y no por la escuela de la que proviene.

Desde la perspectiva de Gil Díaz, que fue alumno de Milton Friedman —premio Nobel de Economía y principal representante de las doctrinas del libre mercado—, México goza de estabilidad macroeconómica y debe seguir manteniéndose como una economía abierta; sin embargo, reconoce que faltan más ingredientes para lograr un mayor crecimiento y desarrollo económicos.
—Cuando fue secretario, ¿cuál fue su aportación para que las finanzas públicas se encaminaran a la estabilidad?

Cuando empieza el sexenio de Fox, México no tenía grado de inversión, le pedí a mis colaboradores que me dijeran cuáles eran esos parámetros y cómo estaban los demás países que lo tenían.

Al ver que cumplíamos con las características, nos fuimos a Nueva York a hablar con las tres calificadoras. Las visitamos el mismo día y a la semana Standard & Poor’s nos dio grado de inversión y después las otras lo hicieron.

El grado de inversión no sólo es una medalla de mérito sino que te ayuda para que los fondos de inversión consideren, dentro del abanico de posibilidades que tienen, asignar sus recursos en los países que adquirieron ese grado. México lo obtuvo y por eso bajaron las tasas de interés, porque fluye más dinero hacia el país.

Eso también nos ayudó a lograr una política de deuda que aprovechó la caída de las tasas de interés para cambiar deuda externa por pesos.
—¿Qué piensa del equipo que manejará la SHCP? ¿Tienen un perfil más académico que de servidores públicos? ¿Les da su voto de confianza?

Urzúa me inspira mucha confianza, me parece una persona sensata, razonable y, si a eso se suma que el presidente electo se está comprometiendo con el equilibrio presupuestario, está bien.

La administración pública no la lleva nunca el secretario, él sólo fija pautas; la administración la llevan los subsecretarios: el de Egresos es bastante bueno (Esquivel), tiene una formación muy sólida y a los demás no los conozco, pero imagino que son personas competentes.

Tengo confianza en que las cosas van a salir bien y el eje de que las cosas salgan bien y de donde se desprende todo es que se programe un presupuesto financiable.
—Se habla de que México cuenta con estabilidad macroeconómica, pero ¿por qué no logra rebasar el crecimiento de 2% de los últimos 30 años?

Tener finanzas públicas sanas es una condición necesaria, pero no es suficiente para que el país prospere y crezca. Es necesaria para que no te hundas, pero para crecer hacen falta muchas cosas.

Algo que menciona el próximo gobierno y que ojalá resulte a nivel federal, estatal y municipal es que quiere desreglamentar.

Estamos atados de reglas por todos lados, las comisiones como la Cofece, CNBV o el IFT se la pasan emitiendo reglas que van creciendo hasta dejar una madeja de temas que le hace muy difícil y costoso a las empresas seguir operando.

Hay que tener una valoración y evaluación de las reglas, un examen de conciencia de cuáles son superfluas y cuáles se pueden eliminar. Eso abre un espacio para el crecimiento de la economía, me parece alentador que se esté diciendo por la administración entrante que eso es una preocupación.
—Recientemente, Paul Krugman dijo que la economía mexicana era una incógnita, porque, si bien se hicieron reformas, no crece, ¿qué opina al respecto?

Es una incógnita para Krugman porque no tiene ningún elemento empírico de México para opinar al respecto.

No hemos crecido, porque no nos hemos puesto a la tarea de simplificarles la vida a las empresas; están sujetas a tal cantidad de restricciones, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. Ello ayuda a explicar por qué no hemos crecido, no nos hemos propuesto ese cambio, al contrario, hemos ido para atrás.
—¿Qué tan complicado podría ser el escenario para México tomando en cuenta que Estados Unidos está iniciando una guerra comercial?

Lo mejor para México es un mundo donde el comercio internacional fluya sin restricciones, eso es lo ideal, porque todavía somos una economía relativamente pequeña.

La impresión de todo mundo y que comparto es que se tendrá una postura negociadora con los países a los que se les busca aplicar acciones proteccionistas.
—Llama la atención que la SHCP dejará de estar representada por economistas del ITAM ¿cree que los itamitas dejaron un mal sabor de boca al país?

No hay que satanizar a nadie, es una casualidad que hayamos sido itamitas.

Fox no me invitó por ser itamita, sino por tener una carrera que él pensó acreditada para asumir esa responsabilidad.

La gente que ha estado en esos puestos no es por ser itamita, sino por su preparación y su competencia.

La gente que está entrando ahora también lo hace por eso y no por ser de la UNAM o de otra escuela.

No tiene nada que ver de dónde venga, a lo mejor (López Obrador) no conoce a ningún itamita.

—Sabemos que fue alumno de Milton Friedman, ¿cuál es la anécdota qué más recuerda de él o qué fue lo que más le marcó a lo largo de su vida profesional?

Tuve el privilegio de tomar tres cursos con él en la Universidad de Chicago. En el examen de medio trimestre de Macroeconomía me reprobó. Entonces, no sabía qué hacer, porque yo había estudiado mucho y no esperaba reprobar.

Pedí hablar con el profesor Friedman, le dije que me gustaría saber por qué me reprobó y me respondió: “ni siquiera leí tu examen”.

Atónito, le cuestioné por qué.

Friedman me dijo: “no lo leí porque me respondiste con pura álgebra y no me estás demostrando que puedes razonar como economista”.

¡Fue una lección valiosísima! Por supuesto que pasé el curso y muy bien.

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