Mediterraneo Digital. La industria textil china es responsable del 60 % de la producción mundial de las fibras químicas, entre las que se incluyen las artificiales y las sintéticas, así como del 20 % de la producción de algodón que, por otro lado, ha visto cómo su precio ha aumentado en el país un 1,1 % después de años de bajadas. China tiene a 4,6 millones de personas trabajando en este sector que, según datos oficiales, ingresó 285 billones de dólares en exportaciones en 2015.
No obstante, en octubre de 2016, la cantidad de mercancías textiles exportadas desde el país asiático a la Unión Europea disminuyó un 4,1 %, y eso que había crecido un 1,4 % a lo largo de ese mismo año. Este contexto desfavorable para China se explica con el hecho de que compañías de todo el mundo hayan decidido buscar en regiones de Turquía y principalmente de Italia otros fabricantes que puedan hacer el mismo trabajo de forma más eficaz y económica.
Una de las razones que explican este cambio en la industria china es que los costes ya no son tan competitivos. Los salarios van aumentando un 12 % cada año, como lo hace el precio de las importaciones de materias primas y de las maquinarias. Un nuevo impuesto ambiental también encarece el proceso de fabricación, mientras que, colaborando con compañías europeas, las firmas de moda ahorran en transporte y en tiempo y ganan también en calidad del producto.
Consciente de todas estas circunstancias que le van en contra, China ha intentado darle la vuelta a la situación trasladando su producción, por ejemplo, en el Sureste Asiático en busca de una mano de obra más barata, o incluso Carolina del Sur, en Estados Unidos, donde el coste de la energía es considerablemente bajo. Por ahora, parece que estos esfuerzos no están evitando que marcas como Benetton hayan empezado a utilizar lana italiana como parte de su reconversión de negocio.
Es también el caso de un cliente líder en el sector textil del fabricante de tejidos de lana Vitale Barberis Canonico. Su director ejecutivo, Alessandro Barberis Canonico, elegido como emprendedor del año en 2016, reconoce en este un claro ejemplo de cómo está cambiando la industria y de cómo los propietarios de fabricas de la provincia italiana de Biella se están beneficiando de ello. Y es que la diferencia en el coste de producir lana en Italia y en China se redujo en un 30 % en 2016.
El reinado actual de las firmas de ropa italianas en el mundo de la moda es indiscutible. Según un estudio de la compañía Lyst basado en datos recolectados de más de 5 millones de internautas, Gucci fue la marca más popular durante el segundo cuatrimestre de este año, quitándole el puesto a la española Balenciaga. En las diez primeras posiciones, también encontramos a Dolce & Gabbana y a Versace, con sede en Milán, y a Fendi, fundada en Roma.
¿Pero qué significa todo esto para la producción china? Hay que tener en cuenta que esta transformación tan solo está teniendo lugar hasta el momento en la industria textil, por lo que no sería acertado sacar conclusiones precipitadas. De lo que no hay duda es que se trata de una realidad que podría terminar por replicarse en otras áreas si los sueldos de los trabajadores y los impuestos dejan de ser mucho más baratos que en Europa, mientras que la calidad sigue siendo más baja.