Expansión. NUEVA YORK – Los importadores estadounidenses pueden solicitar una exención de los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump sobre el acero y el aluminio, y de sus dos primeras rondas de aranceles sobre los productos chinos.
Pero no tienen más remedio que pagar aranceles si un producto que importan de China fue incluido en la ronda de aranceles más reciente de Trump, impuesta en septiembre, que abarcó bienes por un valor de 200,000 millones de dólares, incluidos condimentos para alimentos, sombreros, muebles, enrutadores de red y piezas de maquinaria industrial.
El proceso para solicitar una exención aún no ha sido establecido por el gobierno, casi un mes después, a pesar de una nueva solicitud por parte de 167 miembros del Congreso.
“La falta de un proceso de este tipo para esta lista más reciente es una omisión flagrante, particularmente debido a su tamaño en relación con las dos primeras listas”, escribió el grupo bipartidista de miembros de la Cámara de Representantes en una carta enviada al Representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, esta semana.
La Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) dijo a CNN que no tiene ningún anuncio sobre la apertura del proceso de exclusión en este momento. Para las dos rondas anteriores de aranceles sobre productos chinos, la USTR anunció que establecerían un proceso de exclusión al menos una semana antes de que los aranceles entraran en vigor.
“Sería bueno tener la capacidad de hablar por nuestra industria, de explicar cómo es que no tenemos una opción sencilla para trasladar la producción a otro lugar”, dijo Tiffany Zarfas Williams, propietaria de Luggage Shop Lubbock junto con su esposo en Texas.
Zarfas Williams estima que el 84% de los productos que actualmente se encuentran en la tienda provienen de China y a la mayoría de ellos —incluidas todas las mochilas, portafolios y maletas— se les ha impuesto un arancel del 10%.
Williams dijo que su mayor proveedor ya ha subido los precios, y que tuvo que traspasar ese costo a sus clientes.
Trump ha sugerido repetidamente que China paga los aranceles, al decir que traerán “mucho dinero” a las arcas estadounidenses. Sin embargo, los aranceles impuestos a los productos extranjeros funcionan al hacer que esos productos sean más caros, lo cual iguala las oportunidades para los productos similares hechos en el país, y son pagados por los importadores estadounidenses, lo que pone a esas empresas en riesgo de ver sus ganancias reducidas o eliminadas por completo.
“Algunas empresas pueden absorber un arancel del 10%, pero para otras un aumento del 10% consumiría toda su ganancia”, dijo Tom Gould, director senior de aduanas y comercio internacional de Sandler, Travis & Rosenberg.
“Están absolutamente frustrados de que este proceso de exclusión no esté en vigor”, dijo.
La renegociación de las prácticas comerciales se ha convertido en un principio central de la presidencia de Trump. Siguió adelante con los aranceles, incluso a costa de perder a su principal asesor económico, Gary Cohn, quien renunció a raíz de un feroz desacuerdo sobre los aranceles al acero y el aluminio.
Trump ha argumentado que sus aranceles han presionado exitosamente a los países para negociar. A principios de este mes, se burló de los políticos que se oponían a los aranceles, llamándolos “bebés”, durante los comentarios sobre el nuevo acuerdo comercial con Canadá y México, que dijo que no habría ocurrido sin los aranceles.
Pero las negociaciones con China se estancaron después de que la última ronda de aranceles entró en vigor.
Su gobierno impuso un arancel del 25% a 34,000 millones de dólares en productos chinos en julio y a 16,000 millones de dólares en productos chinos en agosto. La última ronda de aranceles de China comenzó a una tasa del 10% y se espera que aumente a un 25% para finales de este año.
En una llamada con reporteros el mes pasado, un funcionario del USTR notó que la lista de productos propuesta para esta ronda fue emitida en julio, dando a las empresas casi seis meses para prepararse antes de que el arancel subiera al 25%.
El gobierno de Trump quiere presionar a China para que deje de involucrarse en lo que llama prácticas comerciales desleales, pero creó el proceso de exclusión para evitar que las obligaciones pongan a las empresas estadounidenses en una desventaja competitiva.
Aunque el proceso de exclusión está disponible para los importadores afectados por las dos primeras rondas de aranceles sobre productos chinos, no ha sido un proceso rápido para las empresas que buscan alivio.
Ninguna de las aproximadamente 3,000 solicitudes de exclusión presentadas a USTR hasta la fecha ha sido otorgada. Alrededor de 500 han sido denegadas, según documentos de USTR.
Al evaluar una solicitud, el USTR considera si el artículo está disponible solo en China, si el arancel causaría un “daño económico severo” a la empresa y si el producto en particular es estratégicamente importante para los programas industriales de China.
Una exclusión solo ofrece alivio por un año, pero podría dar tiempo a un negocio para encontrar un proveedor alterno. Es probable que ese proceso tarde varios meses, o más, si es necesario establecer una nueva fábrica fuera de China.
Algunas industrias evitaron el problema por completo después de que la USTR eliminara cerca de 300 artículos —incluidos relojes inteligentes, cascos para bicicletas y sillas altas para bebés— de la lista más reciente luego de un periodo de comentarios públicos realizado antes de que entraran en vigor.
Los ganadores incluyeron a Apple, que se salvó después de cabildear para eliminar algunos productos. Escapó por muy poco a pagar impuestos sobre los Apple Watch y los Air Pods.
Pero Zarfas Williams no tiene los recursos de una empresa importante como Apple.
“Siento que estaremos bien hasta Navidad. Pero si el arancel sube a 25% el 1 de enero, será una historia completamente distinta”, dijo Zarfas Williams.