Justo a las 2:30 horas de la tarde del viernes 22 de septiembre, autoridades y brigadistas voluntarios pararon las labores de rescate en el edificio que se derrumbó en las calles de Bolívar, esquina con Chimalpopoca, en la colonia Obrera, delegación Cuauhtémoc.
Las labores se detuvieron sin que hasta el momento las autoridades de la Ciudad de México tengan la certeza de cuantas personas y empresas trabajaban en el edificio, y si todos los empleados extranjeros que allí laboraban contaban con los papeles en regla para trabajar legalmente.
El embajador de Guatemala en México, Arturo Duarte Ortiz, reconoció que las autoridades consulares de su país tuvieron conocimiento de versiones, no confirmadas, de que entre las víctimas del derrumbe se encontraban obreras textileras provenientes de Centroamérica, contratadas de manera ilegal.
Ante las versiones que circularon en las redes sociales, el embajador ordenó a su personal corroborar la información con las autoridades, rescatistas y representantes de las empresas que cohabitaban el edificio, por lo que una comitiva encabezada por diplomáticos de Guatemala, Honduras y El Salvador acudió hasta el lugar del siniestro.
De acuerdo con el embajador, la comitiva fue recibida por los representantes de las empresas y autoridades quienes respondieron a las preguntas planteadas, entre éstas las relacionadas con la identidad y nacionalidad de las víctimas.
La información que les proporcionó el Forense es que entre las víctimas se encontraban los cadáveres de mujeres de nacionalidad taiwanesa y el de un hombre de nacionalidad surcoreana. Ninguna de las victimas era centroamericana.
Además, en la reunión las autoridades les informaron que existía la firme sospecha de que en estas empresas laboraban obreras asiáticas de manera ilegal.
Hasta el viernes 22, sin embargo, las autoridades encargadas del operativo de rescate desconocían el número total de empleadas, esto porque los representantes de las compañías no habían entregado la relación de sus trabajadoras.
La información forense
En un comunicado, el Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México informó que hasta la tarde del viernes se habían entregado ocho cadáveres de personas extranjeras que perdieron la vida a consecuencia de los derrumbes provocados por el sismo del pasado martes.
“Se trata de cuatro cuerpos femeninos de personas de nacionalidad taiwanesa; otro femenino panameña. Asimismo, tres masculinos: uno de nacionalidad coreana (del Sur), otro de española, y uno más de argentina”, sin especificar el lugar de los fallecimientos. No sólo eso, la institución dijo que el número de cuerpos plenamente identificados entregados a familiares pasó de 60 a 64.
“A este corte, solo permanece en el Incifo un cadáver (femenino) en calidad de desconocido, el cual fue trasladado desde un inmueble colapsado en la calle de Huichapan, colonia Condesa”.
“Todo fue muy rápido”
Ricardo Contreras Santana fue uno de los trabajadores del edificio de Bolivar 168, esquina con Chimalpopoca, que se salvó de quedar atrapado en los escombros del inmueble.
Era chofer de la empresa SEO Young Internacional, dedicada a fabricar bisutería para vestidos. Entrevistado por Animal Político, reconoció que la empresa se encontraba en el tercer piso del edificio.
De acuerdo con la versión de Ricardo, la empresa estaba compuesta por 9 trabajadores, 4 hombres y 5 mujeres. Su jefe era el ciudadano coreano (del sur), Esteban Choo. El martes 19 sólo laboraban 7 personas, entre ellos él y su jefe.
Ricardo fue el único sobreviviente. Todos sus compañeros y su jefe (cuyos cuerpos fueron rescatados), quedaron atrapados entre los escombros. Un video que circula en redes sociales, tomado por una persona que se encontraba en el estacionamiento público contiguo al edificio, muestra como en 2 segundos la estructura del inmueble se derrumbó.
“Minutos antes del sismo yo estaba en el tercer piso con mis compañeros, cuando mi patrón me mandó a recoger su comida. Diariamente él mandaba por su comida. Éramos 3 choferes y cada día uno iba por la comida y ese día me tocó a mí. Al salir de la puerta del edificio, a los 5 metros, comenzó a temblar y yo vi cómo se cayó. Todo fue muy rápido”.
De acuerdo con Ricardo, en las cuatro plantas del edificio de Bolívar, cuya fachada no contaba con letreros o aparadores, sino que tenía ventanales que no permitían ver nada en su interior, cohabitaban diferentes empresas.
El cuarto piso estaba dividido en dos partes. En una mitad operaba “una compañía de refacciones para autos” y en la otra una empresa dedicada a la venta de vestidos; en el tercero piso estaba SEO Young; en el segundo, una importadora de juguetes y en el primer piso una maquiladora de vestidos para mujer.
Los cálculos de Ricardo refieren que había alrededor de 50 personas en el edificio el día del sismo, versión que contrasta con la declaración de una obrera (Beatriz Ballinas) que sobrevivió al derrumbe y que en entrevista con la BBC habló de 100 obreras.
De las 50 personas que calculó Ricardo, 21 murieron, 2 más fueron rescatadas y el resto alcanzó a salir del inmueble. El primer piso, dijo, era el más numeroso. Alrededor de 30 obreras; el resto de los trabajadores se encontraban distribuidos en el resto de los pisos.
El giro de las empresas
Aunque oficialmente no se han dado a conocer los nombres de las empresas que laboraban en el colapsado edificio de Bolívar 168, una búsqueda de Animal Político a bases de datos como el Sistema de Información Empresarial Mexicano (SIEM), Registro Público del Comercio (RPC) de la Secretaría de Economía, diferentes páginas de negocios en internet, y la información de sobrevivientes, amigos y familiares de víctimas, arrojó que por lo menos cuatro empresas cohabitaban este inmueble.
En el cuarto piso se encontraba la empresa Dashcam System México S.A. de C.V, cuya página de internet refiere que es una “empresa joven y dinámica que se compromete a dar el mejor servicio a nuestros clientes, siempre enfocándonos en satisfacer las necesidades de todas aquellas personas que busquen productos de seguridad vial… especializados en productos de video cámaras para vehículos”.
En el tercer piso se encontraba la empresa SEO Young Internacional, dedicada a fabricar bisutería para vestidos.
La compañía Asia Jenny Importaciones, dedicada a la importación de juguetes chinos, es otra de las empresas que según los testimonios recabados operaba en este inmueble. Esta empresa aparece en el Padrón de Importadores del SAT. Se presume que es la empresa perteneciente a la familia de la joven de 23 años, Amy Yu Huang, cuyo cuerpo sin vida fue rescatado de entre los escombros el jueves 21 de septiembre.
Una cuarta empresa es New Fashion, dedicada a la fabricación de ropa para mujeres. El dueño era Jaime Azquenazi, integrante de la comunidad judía en la CDMX, quien de acuerdo con su yerno, abordado por la BBC el día del sismo, quedó atrapado entre los escombros (oficialmente no se ha dado a conocer si se encuentra entre las víctimas rescatadas con vida o fallecidas).
Sin ofrecer mayores detalles, dijo que la empresa de su suegro compartía el edificio con otras dos compañías, una de ellas de origen chino.
La historia de Amy
Cuando Amy Huang llegó a México tenía 10 años. Su familia abandonó Taiwán, su país de origen, para probar suerte y les fue tan bien que en los 13 años siguientes éste ha sido su único hogar.
Junto a sus dos hermanos menores aprendieron a hablar español rápidamente, gracias a que sus compañeros del Instituto Mexicano de Primaria y Secundaria les ensañaban hasta dichos populares. “Al principio se oían muy graciosos, porque tenían acento”, cuenta Armando Hernández, amigo de la familia quien era considerado como otro integrante más.
Amy estudió finanzas en la Escuela Bancaria y Comercial en la Ciudad de México, pero al mismo tiempo se encargaba de la administración contable de la empresa familiar: una importadora de productos chinos que comercializaba juguetes, tazas y vasos.
El martes 19 de septiembre fue a trabajar a la empresa que estaba en el segundo piso del edificio de Bolívar número 168, casi esquina con Chimalpopoca, en la colonia Obrera. A la 1:14 comenzó el sismo de 7.1 grados que hizo trizas el edificio. Ella no logró salir.
Este viernes 22, su familia identificó su cuerpo en el servicio forense. Fue encontrada entre los escombros del edificio en donde se encontraban las escaleras. Los compañeros de escuela de Amy participaron en las labores de rescate, hablaron a hospitales, con la esperanza de rescatarla con vida, pero la noticia los quebró a todos.
“He visto el video (en el que se registra el derrumbe), pero nunca me pasó por la cabeza que esa fuera la fábrica, hasta que me lo confirmaron. Desde ahí no pude volver a ver el video”, narra Armando.
Apenas tenía 23 años y su primera meta de vida adulta era poner una empresa de organización de eventos. Ya estaba planeándolo y esperaba comenzar pronto, dice Armando, quien abraza un oso polar de peluche, que era de la joven. También lleva una flor de peluche que Armando le regaló hace años. Dice que la representa porque está sonriendo, igual que Amy lo hacía siempre.
La última imagen que Armando conserva de Amy fue verla bajar de su carro. Junto a los hermanos de Amy solían divertirse aunque “no éramos parranderos, sino conservadores. Jugábamos cartas, salíamos a Cuernavaca, por un café”, recuerda el joven.
Amy y otra mujer de origen asiático fueron las dos últimas víctimas rescatadas de entre los escombros del edificio de Chimalpopoca, cuyas labores de rescate se detuvieron este viernes. Tras el cese de los trabajos, ahora sólo queda esperar el informe de las autoridades en donde expliquen las interrogantes que han salido a relucir por el sismo, como las condiciones de seguridad en que operaba el inmueble que se colapsó literalmente en 2 segundos, el número real de empleadas, y la situación legal y laboral en las que se encontraban trabajando en el edificio.