Al nombrar a un proteccionista declarado como su principal negociador de comercio y convencer a empresas como Ford de regresar puestos de trabajo a Estados Unidos, esta semana Donald Trump demostró de nuevo que las relaciones económicas de EU con el mundo están a punto de tener un cambio significativo.
Con esas medidas aumentaron más los temores de que más adelante se puede generar una guerra comercial destructiva. “Creo que estamos en aguas muy peligrosas”, dice Robert Zoellick, ex presidente del Banco Mundial y representante de Comercio de EU.
Robert Lighthizer, el abogado que Trump eligió como representante de Comercio de EU, durante años comparó a los defensores del libre comercio con los ingenuos políticos. Se unirá a Peter Navarro, otro partidario declarado de una línea dura con China, para liderar un nuevo Consejo Nacional de Comercio, y Wilbur Ross, el inversionista multimillonario y candidato del presidente electo para asumir la Secretaría de Comercio, en un triunvirato que se eligió para cumplir con la promesa de campaña de Trump de una política comercial de “EU primero”. En la campaña, esa política equivalía a ser duros con China, amenazar a las empresas que envían sus fábricas al extranjero con aranceles punitivos y la promesa de desechar o renegociar los acuerdos comerciales.
¿Pero qué podría realmente hacer Trump cuando tome posesión?
MUCHAS HERRAMIENTAS
En un telegrama de 1949 para el cónsul de EU en Shanghái, Dean Acheson, entonces secretario de Estado, delineó la posible respuesta económica de EU a una victoria comunista en China “si decepciona la política comercial comunista”. Entre las opciones: invocar la Sección 338 de la Ley de Comercio de 1930, que le permite a los presidentes imponer aranceles hasta de 50 por ciento sobre las importaciones que proceden de países que consideran que “discriminan” a EU.
El telegrama marca la última mención oficial conocida de una parte arcana de la legislación. Pero cuando John Veroneau, uno de los principales abogados comerciales en la administración de George W. Bush, descubrió recientemente el estatuto, se encontró con que aún está activo y disponible para usarse. Para Veroneau, quien ahora dirige la práctica de comercio del bufete de abogados Covington & Burling, esto ilustra un punto sencillo. Enterradas en las leyes estadunidenses hay herramientas que le permiten a Trump desplegar de manera unilateral nuevos aranceles de choque contra los grandes socios comerciales de EU.
CHINA
Trump dejó claro que el principal objetivo de la política comercial de EU será China, y con Lighthizer tiene a un hombre que cuenta con un plan.
En un testimonio ante una comisión del Congreso en 2010, Lighthizer instó a EU a adoptar “un enfoque significativamente más agresivo con China del que hasta el momento llevamos a cabo”. Entre sus sugerencias estuvo un desafiar la supuesta manipulación de la moneda de China, algo de lo que Trump se queja constantemente y a lo que se resistieron las últimas administraciones de EU. Además, Lighthizer pidió la imposición de aranceles especiales a sus importaciones.
IMPUESTO FRONTERIZO
Parte de la discusión sobre los planes de comercio de Trump se centra en sus amenazas para imponer aranceles punitivos, y los legisladores republicanos ya consideran una alternativa.
Bajo la revisión radical del sistema fiscal a las empresas en EU que propusieron los líderes republicanos en la Cámara de Representantes, las importaciones recibirán un impuesto, mientras que las exportaciones no. El impuesto “fronterizo ajustado” llegará junto con el recorte en la tasa de impuestos a las empresas de 20% y alentará una mayor producción en EU de bienes, de acuerdo a sus partidarios.
Steven Moore, economista de Heritage Foundation, quien asesoró la campaña de Trump, dijo que el plan “inclinaría el campo de juego” a favor de la producción nacional. Las compañías que tienen un alto nivel de importaciones, entre ellas los minoristas, comienzan a cabildear contra eso. El impuesto también se enfrenta a la posible oposición en el Senado y se puede impugnar ante la OMC.
RENEGOCIAR EL TLCAN
Trump colocó la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), con 22 años en vigor, que tiene con Canadá y México, en la parte más alta de su lista de prioridades. Con la amenaza de esta semana para imponer un “gran impuesto fronterizo” a los coches de General Motors que se fabrican en México, el presidente entrante también lanzó una bazuca comercial en las complejas cadenas de suministro regionales que surgieron bajo el Tlcan.
Canadá y México dijeron que están dispuestos a discutir una actualización del Tlcan. Pero tal vez esto puede ser más difícil de lo que parece, argumentan.
IGNORAR A LA OMC
Durante décadas, Washington ha sido uno de los principales partidarios de la OMC y trata sus reglas como algo sagrado. Pero Trump amenazó con retirar a EU del organismo.