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México ¿entre China y Estados Unidos?

El Heraldo de México, Opinión, José Carreño

Y qué pasaría si Estados Unidos pidiera que México se defina claramente como aliado activo en su confrontación geopolítica con China?

Ésa es una pregunta que debería estar, si es que no está ya, al menos en la panorámica de la Presidencia de la República y la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Es una posibilidad que parecería remota si no fuera porque el mundo se encuentra en una etapa de cambio y Estados Unidos parece determinado a tratar de detener lo que considera el avance chino.

Y para hacerlo plantean incluso cambiar al menos una parte de las redes de suministro que durante años basaron en China con la idea de crear una interdependencia que a final de cuentas les sería favorable.

El resultado ha sido el fortalecimiento de la economía china y lo que hasta ahora parece un ascenso irrefrenable hacia lo que algunos creen será la centuria asiática.

Por lo pronto, la potencialidad estadounidense rebasa a la china, al menos en lo económico y militar, pero en términos políticos y diplomáticos sigue expuesta a los vaivenes de su política interna.

Pero al mismo tiempo no sería imposible que por conveniencia política surja un consenso de plantear a China como un enemigo de Estados Unidos y se consolidará una nueva “guerra fría”, la “2.0” como dicen algunos.

Sin embargo, tanto en el marco de ese nuevo choque como del esperado realineamiento político ¿dónde quedaría México?

El viernes pasado, el embajador estadounidense en México, Christopher Landau, expresó su esperanza de que los dos países verán un rápido “rebote” en sus economías, y expresó “preocupación” ante la posibilidad de que México pueda desaprovechar la oportunidad que abre lo que consideró como un “pequeño rebalanceo” en cuanto a las cadenas de suministro de China a Estados Unidos.

“Éste es el momento en que México debería dar realmente un paso al frente”, porque sería una señal más de consenso entre los dos países de que la cooperación económica regional ayuda a todos y que “estamos juntos en esto a largo plazo”.

Landau recordó que representa a un país cuyo sistema económico se basa en la empresa privada y anotó que “es difícil ver un escenario para la recuperación económica mexicana que no incluya algún tipo de atractivo para la inversión extranjera”.

La situación se complica porque los vínculos de México y EU son enormes. Cada uno es parte de la seguridad nacional del otro, como resultado de la vecindad geográfica y la creciente integración de las economías y el comercio.

Más aún, se estima que hay unos 37 millones de mexicanos o personas de ascendencia mexicana en Estados Unidos, o sea casi 11 por ciento de la población de ese país, que envían miles de millones de dólares anuales a sus familiares en México. Así, la pregunta inicial no es ociosa, sino cada vez más una posible realidad geopolítica, con beneficios y problemas.

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