El Universal, De última, Gina Ortega.
Nuestra columnista ensaya sobre la apertura de la industria a nuevos escenarios para exponer moda
El cambio es lo único constante en la moda. La realidad es que nada es como era hace unos años, ni siquiera hace unos meses. Y, entre todo lo que se transforma, siento que las plataformas (específicamente las semanas de la moda) además de reinventarse –casi de manera forzosa–, ahora se diluyen poco a poco para dar paso a nuevos escaparates que buscan promover la moda pero también el comercio y el nacimiento de nuevos talentos de una manera más práctica y real le hablan a la misma audiencia pero también buscando nuevos adeptos.
Antes estábamos casados con la idea de que dos veces al año, más la temporada de alta costura, eran las únicas oportunidades que teníamos para apreciar y valorar las tendencias. Casi de manera obligada esperábamos para ver todo digerido durante los seis meses que regía la temporalidad. Como lo hemos dicho antes, obviamente este esquema ya no funciona así, y “las novedades” se esperan al minuto.
Hace unas semanas llegó una nueva plataforma a la Ciudad de México llamada Texto Indumentaria, que se aleja totalmente del concepto de Fashion Week para promover a artistas, artesanos y marcas de distintas nacionalidades (México, India, Bután, Estados Unidos y Laos, entre otros) con discursos fuertes y representativos respecto a sus prendas, a la ecología, la sustentabilidad y los procesos justos. Durante cuatro días no hubo modelos ni pasarelas, hubo muchas conferencias sobre procesos creativos, de manufactura, de calidad de materiales, diseño y el lenguaje que recae en cada prenda. La convocatoria fue abierta al público en general. Asistieron medios de comunicación, así como artistas, curadores y personalidades de distintas áreas, desde arquitectura hasta gastronomía.
Durante cuatro días, los asistentes podían conocer a los artistas en una dinámica ‘One on One’, tocar sus prendas y escuchar lo que tenían que decir sobre su propuesta. Fue un interesante intercambio cultural. Por supuesto, las piezas estaban a la venta (yo compré varias cosas que amé). Creo que este es el camino correcto que deberían seguir las marcas y creativos para fortalecer la industria, la creatividad, la calidad y hasta la sustentabilidad.
Hablando de otras plataformas alternativas interesantes podría mencionar los bazares. Vienen a mi mente la Lonja Mercantil, Lago, Caravana, entre muchos otros que, durante dos o tres días, muestran al público de una manera muy relajada sus propuestas de arte, diseño, moda y belleza. Sin duda, este estilo de plataforma que le habla a un público al que gusta el diseño de calidad y con historia, también se ira fortaleciendo. A la gente le gustan estos espacios, los buscan y promueven.
¿Ustedes creen que las plataformas alternativas destronarán a las semanas de la moda más fuertes en Nueva York, Londres, Milán y París? Solo el tiempo (y los consumidores finales) nos dirá.
Con cariño,
Gina
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