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Raquel Buenrostro, jefa del Servicio de Administración Tributaria, afirmó que aún existe mucho margen para ampliar la recaudación fiscal en el país, por lo que “no es necesaria” una reforma al marco vigente para que el estado mexicano cuente con más recursos.
“Tenemos un amplio margen para el crecimiento” en recaudación. “Las estadísticas señalan que 30% de las personas morales son las que están pagando impuestos”, dijo Buenrostro Sánchez en un mensaje de bienvenida a sus colaboradores en Recaudación (Luis Abel Romero), Servicios al Contribuyente (Claudia Rivera Arrieta), Jurídica (Guadalupe Araceli García) y Evaluación (Rosa María Gutiérrez).
“No se necesita una reforma fiscal para poder incrementar la recaudación, reconocemos que hay un amplio margen que nos puede permitir recuperar ingresos sin necesidad de que la gente que siempre paga sus impuestos y es cumplida tenga mayores cargas fiscales”, completó.
Aclaró que su objetivo al frente del SAT sí es aumentar la recaudación. Y pese a que la institución es popularmente conocida como una institución “poco querida” y “dolorosa”, dijo que es una institución “noble”, pues se encarga de recolectar todos los “recursos del país” que son parte del “esfuerzo de todas las personas”, base fundamental de los Programas del Bienestar de la 4T.
Reconoció que los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tienen en promedio una recaudación de 34% del Producto Interno Bruto (PIB). Mientras en México sólo es de 16%, cantidad menor si se compara con Argentina, Brasil o Uruguay, donde es de cerca de 30%.
Puso como ejemplo que sólo en litigios, el SAT disputa 1.2 billones de pesos. “Esa cantidad es asombrosamente grande; alcanza para cubrir los programas sociales del presidente durante los seis años. También es suficiente para cubrir dos años del presupuesto de salud federal, incluyendo el IMSS, el ISSSTE, la Secretaría de Salud, y también equivale a dos años del presupuesto de educación, incluyendo todo lo de las entidades federativas”.
Estas declaraciones ocurren luego de que la Secretaría de Hacienda ha insistido en una reforma fiscal en 2020 para mejorar la recaudación. “Si necesitamos más ingresos para poder gastar más, tendremos que acelerar la reforma”, declaró el subsecretario Gabriel Yoro en noviembre pasado. “Que estemos listos con una reforma fiscal para el presidente a partir del próximo año si las cosas no salen como esperamos”.
En enero de este año, LPO publicó que el secretario Arturo Herrera prefiere anticiparse al 2021 por temor a que luego se dificulte la artimética legislativa, debido a que la política de austeridad ha alcanzado su límite en los 200,000 millones de pesos. Por lo que sería imposible conseguir ahorros mayores, contrario a la postura de Palacio Nacional, donde la posición de Buenrostro es la más extendida.
Días más tarde, durante su primera visita a México este año, el secretario de la OCDE José Ángel Gurría respaldó a Herrera y promovió la idea de que el gobierno federal asuma cambios en los esquemas fiscales para ese año. “Ya está definido que no habrá aumentos -en términos reales- ni creación de nuevos impuestos”, respondió el presidente López Obrador en diciembre pasado, a la exigencia que calificó de “indispensable” Cuauhtémoc Cárdenas sobre una reforma fiscal.
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