Excélsior, Opinión, Ricardo Pascoe.
El T-MEC que aprobó López Obrador, y que seguramente aprobará el Senado mexicano próximamente, contiene un dardo envenenado contra China.
El Artículo 32.10 del Tratado lleva como título “País No-Mercado” (Non-Market Country). Contiene 5 apartados donde se establece, en esencia, la obligatoriedad de cualquiera de los países miembros de informar a los otros del contenido de un acuerdo de libre comercio si pretende firmarlo con un país “no-mercado”, principalmente China (sin mencionarlo por su nombre). Deberá informar del contenido con 30 días de anticipación a su firma. Si un miembro lo objeta, podrá dar por terminado el T-MEC. Específicamente, si a Estados Unidos no le gusta un eventual acuerdo de México con China, tendrá paso libre para cancelar el T-MEC y pactar otro tratado con Canadá. Suena a las amenazas que doblegan a México.
Después de hechos recientes, quien dude de la disposición de Trump por impedir el ingreso formal de China a nuestro mercado deberá pensarlo otra vez. Trump ha lanzado una campaña mundial contra Huawei, la empresa de telecomunicaciones china. Los celulares de esa empresa ocupan el segundo lugar de ventas en el mercado mexicano, después de la coreana Samsung. Pronto no podrán acceder a WhatsApp, Instagram, Twitter y Facebook si Trump logra su objetivo. Canadá ha puesto bajo arresto domiciliario a la ejecutiva más importante de Huawei, hija del dueño de la empresa.
Para no aplicar aranceles a productos mexicanos, México aceptó, entre otras cosas “dignas” (Ebrard dixit), la “compra inmediata” de grandes cantidades de productos agrícolas estadunidenses, según informó Trump, dato que el gobierno de AMLO quiso ocultar. Esas compras masivas con impuestos mexicanos le sirven a Trump para reelegirse, al congraciarse con su sufriente base social por la guerra comercial que libra contra China.
Abonando a la furia anti china estadunidense, el gobierno de Obama presionó a Peña Nieto para que no permitiera a China construir el tren rápido México-Querétaro. Sabía que sería el primer tramo de un tren rápido a su frontera y ellos no iban a permitir a China operar un tren hasta ahí.
El T-MEC está diseñado, entre otras cosas, para impedir el ingreso de China a nuestro mercado. Inexplicablemente López Obrador ha aceptado esa imposición de Trump. ¿Hasta cuándo tanta indignidad, señor Presidente?