El plan aún requiere aprobación legislativa, pero entre los cambios fundamentales que contiene están los siguientes:
– Reduce el impuesto corporativo hasta 15 por ciento; con esto, las empresas de EU pagarán por ingresos relacionados a ese país y no estarán sujetas a ingresos mundiales. Hasta ahora, las firmas, con los impuestos locales y estatales, soportan una carga cercana a 40 por ciento.
– Se excluye el Impuesto de Ajuste Fronterizo (BAT), el cual fue propuesto para gravar las importaciones a EU y forma parte de un paquete de reforma de los republicanos que contemplaba además la reducción del gravamen corporativo de 35 a 20 por ciento.
– Baja la tasa máxima de impuestos para negocios pequeños de 39.6 a 15 por ciento.
– La menor tasa de impuestos para dueños de negocios pequeños, categoría en la que se puede incluir a médicos, abogados e incluso compañías como la Trump Organization.
– Reducción de 35 a 15 por ciento del impuesto aplicado a las empresas, incluidos los negocios de Trump.
– Desaparece el Impuesto de Sucesiones, se reducen tramos fiscales del IRPF de 7 a 3 (10 por ciento, 25 por ciento y 35 por ciento) y rebajó la carga de los más ricos del 39 por ciento al 35 por ciento.
– Abre la puerta a un trato benévolo para las repatriaciones de capital de las empresas y a la desaparición de casi todas las deducciones del impuesto sobre la renta, salvo la desgravación por hipotecas y las donaciones a ONG.
– Se incluye la aplicación de un tipo cero para parejas que ganen menos de 24 mil dólares al año, y la recuperación de un tipo del 20 por ciento sobre los dividendos, que dejarán de sumarse así a los ingresos de los inversores, lo que elevaba su factura fiscal.
– Una medida clave es la rebaja del tipo del impuesto de sociedades: de 35 por ciento a 15 por ciento. El recorte implica, según la Tax Foundation, que el Estado Federal deje de recaudar 2 billones de dólares en 10 años.