Donald Trump, presidente de Estados Unidos, reencontró a Jaime Zabludovsky con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a más de 20 años de participar en su diseño e implementación. Como subjefe de la negociación para el gobierno federal, trabajó cerca de Herminio Blanco, líder del proceso y su actual socio en la consultora IQOM.
Actualmente desde esa firma, Zabludovsky asesora al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) frente a la renegociación que Estados Unidos quiere hacer del Tratado. Su labor consiste en revisar dónde está parado cada sector de la economía mexicana, sus riesgos y las oportunidades por aprovechar.
EXPANSIÓN: ¿Qué opciones hay en la revisión del TLCAN?
JZ: Habría dos opciones. Una renegociación menor, que no requiriese la aprobación del Congreso para ser instrumentada y que podría hacerse si se limitara a las reglas de origen. Pero eso ya no está en la mesa porque quieren hablar de más cosas. Eso cambia totalmente la película porque se necesita la participación de los
Congresos.
E: ¿Qué es distinto con el Congreso estadounidense?
JZ: En Estados Unidos (la negociación) se traduce a una legislación interna. Si el Congreso la revisa, la credibilidad del Ejecutivo para negociar desaparece. Ahí entra el Trade Promotion Authority (TPA), el Congreso le dice al Ejecutivo: “Te voy a delegar mis facultades, y me comprometo a que, cuando traigas el texto negociado, lo votamos”.
E: ¿Es como el que obtuvo Barack Obama para negociar el TPP?
JZ: Sí. Para que te den el TPA, hay requisitos que se tienen que cumplir y es en la situación en la que estamos ahorita. Seguramente, la renegociación el TLC se va a dar dentro del TPA. Trump todavía no ha mandado la notificación. No sabemos por qué.
E: ¿Cómo asesoran al sector privado?
JZ: Estamos ayudando a hacer un mapa. Queremos que el sector privado mexicano lehable a sus socios, clientes,proveedores, al que le vende el maíz, al que le vende el algodón. Decirles: “Ponte las pilas, ve a hablar con tu congresista y dile que esto es demasiado importante”. Es un cabildeo en Estados Unidos por estadounidenses, no por nosotros. De la iniciativa privada con sus congresistas.
E: ¿Hay un sector particularmente expuesto?
JZ: El sector que ha estado más en el radar de Trump es el automotriz, es el más grande.
E: ¿Qué otros sectores vienen en importancia?
JZ: Electrónicos. Primero, porque Estados Unidos ya tiene aranceles cero con todo ese mundo. Cada sector tiene su película de proveeduría tecnológica. Si alguien se decide y se dan las condiciones, a lo mejor sustituimos la importación (de componentes desde Asia). Son como 10,000 fracciones arancelarias. En textil y confección, la regla de origen es muy dura. Para que una prenda se mueva en América del Norte sin aranceles, el hilo tiene que ser de la región. Pero se puede hacer más dura.
E: ¿Y si no hay acuerdo?
JZ: Un mal acuerdo es peor a que no lo haya. Con o sin Trump, nuestra relación con Estados Unidos va a seguir. La integración tiene una lógica económica y geográfica de largo plazo. Aunque la calidad de la integración sí es sensible a liderazgos políticos.
E: ¿El TLCAN ha dejado promesas incumplidas?
JZ: A los sectores que hemos incorporado a la globalización les ha ido mejor. El problema es que no hemos sido capaces de extender el modelo del TLCAN al resto del país. Hay un tema de agenda interna, ya sea porque tuvimos varias crisis, pospusimos las reformas o porque somos incompetentes para hacer políticas públicas.
Esta nota se publicó originalmente en la edición 1209 de la revista Expansión