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Paraliza COVID industrias formales, pero se multiplican redes de contrabando e importación ilegal

El país contaba a sus muertos, pero los traficantes y defraudadores no descansaban. Las industrias más agobiadas por corruptelas y programas de gobierno burlados son: textil, calzado, automotriz, manufacturas electrónicas, azúcar, papel, vestido, acero, bebidas alcohólicas y cigarros.

(1a. parte)
La crisis sanitaria y económica de los últimos meses encontró debilitadas a diversas industrias del país, ya tambaleantes desde antes del coronavirus por distintos boquetes de ilegalidad: contrabando, subvaluación de mercancías, trampas aduanales y abuso de programas sectoriales.

“El COVID agravó la crisis que ya venía”, dice a Crónica Alejandro Gómez Tamez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Calzado.

“Fue como una estocada final, por eso hoy la principal preocupación es la sobrevivencia. Estamos en coma”, describe Manuel Espinosa, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil.

“Ya no pensamos por ahora en aportar más, sino en salvar lo que teníamos previo al derrumbe”, refiere Guillermo Rosales, director general adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores.

Todas las voces coinciden: mientras la industria formal se mantuvo paralizada durante la pandemia, mientras se caía el mercado interno, los contrabandistas trabajaron a marchas forzadas, aprovechándose de las facilidades y contubernios en Secretaría de Economía, Servicio de Administración Tributaria (SAT) y Administración General de Aduanas (AGA).

“Siguió entrando un montón de producto al país, aunque en teoría las fronteras estaban cerradas y no había quién lo comprara”, cuenta Alfonso Juan Ayub, dedicado durante toda su vida al sector textil: “Somos aguerridos, no nos damos por vencidos porque estamos defendiendo nuestro patrimonio: a unos les va mejor que a otros, pero en la gran mayoría de los casos, todo lo que tenemos son nuestras fábricas, porque las hicimos o nos las dejaron, pero de esto vivimos, como también millones de trabajadores”.

Más allá de las expresiones de líderes, está el empleo. Tan sólo las industrias textil, automotriz y del calzado, en conjunto, generan al menos 3.5 millones de puestos de trabajo, un aporte vital en tiempos en los cuales se requiere mantener a flote la economía familiar – en especial entre los más necesitados- y evitar un repunte delictivo…

-¿Cómo fue que continuó el flujo de mercancías, si la industria estaba inactiva? –se pregunta a Juan Ayub.

-Por el contrabando y el mal uso de los diferentes programas sectoriales. Hay muchos testimonios de empresarios: sus empleados, sus costureras, que estaban recibiendo el 50 o el 60 por ciento del sueldo porque la planta estaba parada y en el papel debían estar en casa, pues no, estaban trabajando en talleres clandestinos, sin protocolos de sanidad y ahí se contagiaron.

Los propios números oficiales, del gobierno mexicano, comprueban esta costosa realidad.

Un ejemplo es el del ramo textil… Aunque las importaciones decrecieron en el periodo de enero a julio de este año un promedio de 40 por ciento al mes con respecto al ritmo registrado en años anteriores, aun con el COVID desembocado, se disparó el porcentaje de productos textiles ingresados a México a un precio por debajo del estimado por la Secretaría de Hacienda, es decir, subvaluado: llegó al 30 por ciento del total importado, 6.5 más del porcentaje de subvaluación (23.5%) en 2019 –primer año de la 4T- y 11 puntos más del alcanzado en 2018, el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto.

En el mes de julio, cuando la incidencia de contagios se encontraba a tope, los textiles de importación subvaluados –en la mayoría de casos por debajo del valor de la materia prima- superaron el 31 por ciento, y casi un 40 por ciento de éstos entró bajo el régimen “temporal”, un esquema a detallar en las próximas entregas, pero el cual también se presta a trampas, porque entran al país supuestamente para ser manufacturados, con la promesa de devolución al extranjero, pero en realidad los contrabandistas ingresan artículos terminados y sólo exportan contenedores fantasma.

Otro ejemplo es el de productos ya confeccionados: el nivel de importación de enero a julio de 2020 bajó alrededor de 15 por ciento mensual en relación a lo asentado en años previos, pero, de manera paradójica, el 38 por ciento del total importado fue a precios subvaluados, cinco puntos más en comparación con 2019 y cuatro puntos más al cotejar datos de 2018.

Las importaciones de artículos confeccionados, no sólo subvaluados, sino incluso a costos irrisorios e inverosímiles,  aumentaron 10 por ciento en relación a 2019.

El país contaba a sus muertos, pero los traficantes y defraudadores no descansaban…

Además de las ya aludidas (textil, calzado y automotriz), otras industrias agobiadas por corruptelas, de acuerdo con información de la Mesa de Combate a la Ilegalidad de Concamin, son las de: manufacturas electrónicas, azúcar, papel, vestido, acero, bebidas alcohólicas y cigarros.

“En casi dos años del actual gobierno la ilegalidad ha sido como una resbaladilla y no lo entendemos, porque en teoría tenemos intereses alineados: la lucha contra corrupción y evasión fiscal. El colmo es que hoy no pedimos rescate, sino un poco de oxígeno para competir con los delincuentes, por lo menos con piso parejo”, dice Espinosa, de Canaintex, la cual genera 1.2 millones de empleos -70 por ciento de la fuerza laboral son mujeres-, aunque en el lapso de marzo a agosto de este año se perdieron alrededor de 50 mil.

Por falta de sensibilidad de las autoridades, y malentendidos entre la Secretarías de Economía y del Trabajo, los textileros jamás pudieron concretar una reconversión durante la pandemia. Tenían la capacidad e infraestructura para producir cubrebocas, batas, gorros, sábanas, toallas, cotonetes, algodón y otros utensilios quirúrgicos o insumos médicos, pero se optó por traerlos del extranjero, en algunos casos, sin la calidad requerida y a precios inflados.

-¿Cómo evalúa las acciones de la 4T en contra de la ilegalidad que afecta a sectores industriales? –se pregunta a Gómez Tamez, también presidente de la Cámara del Calzado en Guanajuato.

-No vemos ninguna mejoría. Sabemos que son problemas que datan de sexenios pasados, no surgieron ahora, pero prevalecen y no vemos avances. El gobierno ha tenido aciertos como no haber bajado los aranceles, pero en combate a la ilicitud estamos parados.

Durante la etapa más álgida del coronavirus, el calzado fue uno de los rubros más afectados: el PIB del sector registró una caída del 70 por ciento.

“En lo que toca a la evasión fiscal y prácticas fraudulentas en procedimientos aduaneros, no vemos luz. Los constantes cambios en la Administración General de Aduanas y en el SAT lo han impedido”, afirma Guillermo Rosales, de AMDA.

Algunas industrias pronostican su recuperación hasta 2023 o 2024. Otras, como la automotriz, ven en el combate a la ilegalidad, sin simulaciones, la única posibilidad para no desmoronarse…

“Hoy no se puede hablar de volver pronto a nuestro mejor momento, las expectativas son a cortísimo plazo: si no se ataca la ilegalidad, ¿hasta dónde podríamos caer? Este año cerraremos la venta de vehículos nuevos por debajo de un millón de unidades: estimamos 945 mil, cuando el año pasado se vendieron 1 millón 317 mil, una caída mayor al 28 por ciento. Por la simple marcha de la economía, estaremos regresando a los niveles de 2019 hasta 2024. Si sigue la ilegalidad a niveles descarados, es como si nos aventaran una na loza al cuello”.

Durante los siguientes días, este reportero ofrecerá detalles de los distintos rostros de la ilegalidad en este ámbito, de esquemas albergados en las propias instituciones de gobierno usados para evadir impuestos y estafar a la industria nacional, parte de la cual está cada vez más distanciada de actores como Graciela Márquez, secretaría de Economía.

Lo hará con testimonios de quienes dirigen las Cámaras, pero también con relatos desgarradores rescatados en reuniones informales con industriales, los cuales develan mecánicas criminales y sobornos, pero también decepción y miedo…

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ASIGNATURA PENDIENTE, DONDE SE JUEGA LA VIDA

Raquel Buenrostro, titular del SAT desde enero pasado, admite los rezagos: “Una tarea pendiente, que es tema de corrupción, tiene que ver con las Aduanas. Hay un foco rojo de contrabando”.

La institución, cuenta, ya analiza qué sectores son los más afectados: “Si atacamos al contrabando, ayudamos a los empresarios formales, que pagan sus impuestos; y combatimos la informalidad. El origen de mucha informalidad es el contrabando”.

En los esquemas de importación temporal, acepta, “ha habido muchísima invasión de producto terminado”, con la excusa de que se generaban trabajos aquí en México”.

“Hay importaciones temporales que llevan 20 años sin ser supervisadas, tenemos que meter un programa fuerte ahí. Ya estamos empezando a trabajar programas, pero son cuestiones  más complejas, está más vinculado a temas de seguridad nacional. No reacciona igual el personal en un área administrativa que de seguridad: la gente que funciona bien en Aduanas a veces sólo me hace un operativo y pide cambio, porque corren riesgos. Se están jugando la vida”.

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