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México-China en 2017, ¿será?

En esta columna hemos argumentado desde hace más de una década sobre la crítica importancia de la relación México-China e incluso sobre la "nueva relación triangular México-China-Estados Unidos"; el tema pareciera ser estratégico para México en el corto plazo y para 2017 y el futuro.

El tema bilateral y triangular pareciera ser obvio en el corto plazo. Ante la nueva Administración de Trump desde el 20 de enero de 2017, el próximo Presidente de Estados Unidos ha hecho referencia explícita a esta relación vía medidas en contra del comercio tanto de China como de México; las autoridades mexicanas debieran estarse preparando con los sectores privados y académicos para una próxima negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y con sus contrapartes canadienses. En varias ocasiones recientemente diversas fuentes han externado la opción de una "diversificación" comercial ante potenciales problemáticas con Estados Unidos y la nueva Administración Trump.

Buena parte de la argumentación anterior, sin embargo, no considera que México y China ya cuentan con más de 2 décadas de una intensa y extensa relación comercial y en otros rubros económicos. Desde 2003 China es el segundo socio comercial de México y con una serie de características: además del abultado déficit comercial -en 2015 la relación de las importaciones / exportaciones fue de 14/1-, México cuenta con una significativa brecha tecnológica (las exportaciones mexicanas cuentan con un nivel tecnológico significativamente inferior a sus importaciones provenientes de China), además de problemáticas puntuales en las aduanas, estadísticas y casos importantes de comercio desleal y antidumping en la cadena hilo-textil-confección y el acero, entre otros. México y China, además, cuentan con diversas instituciones bilaterales: la Comisión Binacional y el Grupo de Alto Nivel (GAN) desde hace más de una década, así como el Grupo de Alto Nivel-Económico (GANE) y el Grupo de Alto Nivel de Inversiones (GANI). Es decir, de nueva forma no se puede partir de que la relación binacional es "nueva" y de que pudiera generar sorpresivamente una inesperada "diversificación"; es crucial partir de las múltiples experiencias existentes desde entonces.

El propio Embajador de China en México, el Sr. Qiu Xiaoqi, Agendasia en 2012 -en un documento de más de 200 cuartillas con 100 propuestas- y el Centro de Estudios China-México de la UNAM -en 2016 con propuestas de 18 funcionarios, empresarios y académicos con docenas de propuestas para una agenda 2016-2018- han enfatizado la necesidad de fortalecer y extender las relaciones bilaterales en ámbitos tan amplios como la cultura, el turismo, las estadísticas, infraestructura e inversiones, así como la educación, la ciencia y tecnología y su relación en instituciones regionales y multilaterales.

Por el momento, sin embargo, no se visualizan instituciones y personas que pudieran siquiera convocar a un diálogo que concrete la "asociación estratégica integral" que existe entre ambas naciones desde 2013. El Ejecutivo y el Legislativo, puntualmente la Cámara de Senadores, parecieran contar con una posición privilegiada para hacer efectiva esta convocatoria en el corto plazo, incluyendo la participación de México en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura Asiático (AIIB, por sus siglas en inglés). Una inmediata convocatoria con certeza contaría con los insumos de diversos sectores académicos y de organismos empresariales.

En 2016 se han logrado importantes avances, particularmente en el extraordinario intercambio cultural y en diversos encuentros académicos en México y en China, aunque también es importante reconocer tensiones en el ámbito comercial y en cadenas de valor como los textiles y el acero.

La moneda se encuentra entonces en el aire y la responsabilidad en el Ejecutivo y Legislativo para concretar la ya añeja nueva relación de México con China y particularmente en el ámbito bilateral y triangular ante las exigencias y amenazas de la próxima Administración Trump, México y China cuentan con un significativo grupo de instituciones bilaterales para implementar inmediatamente este diálogo estratégico desde una perspectiva mexicana. ¿Será?

Profesor del Posgrado en Economía y Coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM

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