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CÁMARA NACIONAL

DE LA INDUSTRIA TEXTIL

Mexicanos desarrollan textiles antimicrobianos para hospitales

La Crónica de hoy. Científicos del CIQA, centro Conacyt, desarrollan la tecnología que ayuda a prevenir infecciones en instituciones de salud. La tecnología inyecta nanopartículas que se integran a las fibras

Científicos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), en Saltillo Coahuila, desarrollan una tecnología novedosa para textiles, a los que les proporciona cualidades antimicrobianas. La investigación ha logrado financiamiento público y de instituciones de Reino Unido, ha obtenido patentes y ya se encuentra en vinculación con empresas para continuar su desarrollo y futura comercialización.

La tecnología consiste en embeber nanopartículas en polímeros que después se integran en la fibra del textil para con ésta finalmente fabricar prendas que tendrían uso en hospitales. “Las nanopartículas se aplican en diversos polímeros, dependiendo de su uso”, señala Carlos Ávila Orta, miembro del equipo de investigación y jefe del Departamento de Materiales Avanzados del CIQA. Estas aplicaciones pueden ser en conducción eléctrica, conducción calórica, ser antimicrobianas o magnéticas.

Si bien, algunas de estas aplicaciones con nanomateriales son conocidas para el desarrollo de fármacos o para el recubrimiento de objetos hospitalarios, la población general no conoce tanto su uso en textiles, no obstante, en sectores muy específicos son de gran importancia.

En el mundo existe un problema generalizado en los hospitales: las infecciones nosocomiales que se generan debido a un medio ambiente propicio para diversos microorganismos. Los pacientes que llegan a los hospitales pueden contraerlas debido a que su sistema inmune no se encuentra en óptimas condiciones o por una vulnerabilidad natural.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en el mundo se enferman alrededor de un millón 400 mil personas por adquirir una infección hospitalaria; en Europa y Estados Unidos se estima que del 5 al 10 por ciento de los pacientes contraen una infección, cifra que en países latinoamericanos, asiáticos y africanos alcanza hasta un 40 por ciento.

De acuerdo con el investigador del CIQA, el problema en los hospitales es muy importante, puesto que algunos pacientes pueden enfermar de otra cosa y contraer un microorganismo resistente porque su sistema inmunológico está deprimido; por otra parte, los microbios de hospitales son mucho más agresivos. “En combinación son un problema fuerte y no está lo suficientemente atendido”.

El especialista añade que se ha buscado hacer cambios en materiales de los hospitales, como pinturas y pasamanos, por ejemplo; no obstante, en los textiles que forman parte de la indumentaria de los trabajadores y médicos de los hospitales no lo ha habido. El personal usa uniformes sin mayor protección y son un vehículo para bacterias y hongos que llegan hasta los pacientes. Si bien la tecnología se enfoca en uniformes de hospital, también sería útil en textiles como ropa de cama, cortinas, filtros de aire que utilicen textiles y alfombras, entre otros.

INNOVACIÓN. En 2009, los científicos desarrollaron la tecnología para distribuir las nanopartículas de forma homogénea e inyectarlos dentro de termoplásticos, como nylon y PET, conocimiento que ha sido patentado. Este proceso permite que las nanopartículas sean embebidas en la fibra, es decir, no es sólo un recubrimiento que se desprenderá unas lavadas después. Lo que se hace generalmente en otras industrias textiles es recubrir las telas con algún agente microbiano, por ejemplo, en camisetas deportivas que disminuyen el olor, explica el científico.

La propuesta de los mexicanos es distinta y no han encontrado algo parecido en el mercado ni en grupos de investigación alrededor del mundo. “En nuestro caso se trata de una fibra donde la parte interna es polímero y en la externa se encuentran las nanopartículas”.

El proyecto ha sido apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), así como por el Newton Fund y la agencia Innovate UK, en Reino Unido, y además de las instituciones de educación mexicanas, también participan un centro de investigación inglés, una empresa de uniformes, una asociación de textiles y tres compañías más del ramo, refiere el investigador.

Son un grupo multidisciplianario que ahora se encuentra en una etapa de afinación tecnológica en áreas de optimización en la concentración de nanopartículas, así como otros análisis de toxicidad. “Para finales de este año, esperamos tener listas las fibras y dar el siguiente paso, que será probarlas en un ambiente hospitalario”.

Las próximas pruebas y pasos en producción requerirán apoyo industrial en mayor medida, agrega, pero menor en el gubernamental. Una vez que realicen dichas pruebas, las instituciones educativas realizarán la transferencia de tecnología a las empresas participantes. Si todo sale como se espera, en un par de años podría iniciar su comercialización, señala el investigador.

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