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Lo bueno y lo malo que quiere Trump con el TLCAN

El lunes pasado, la Oficina del Representante Comercial de EU (USTR) envió al Congreso estadunidense el documento Resumen de los objetivos de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). A continuación, un análisis de los aspectos positivos y negativos de dicho documento para México.

Primero mencionaré los que me dijo Luis de la Calle. El experto en materia comercial ve muy positivo el reconocimiento de una negociación trilateral. Hay que recordar que Trump y sus adláteres en materia comercial habían dicho que ellos preferían acuerdos bilaterales. Además, a principios de año, cuando la nueva administración estadunidense tomó posesión, los canadienses nos dejaron solos pensando que la bronca de Trump era contra México. Sin embargo, estos meses ya se dieron cuenta de que la disputa también es contra ellos. Muy pancistas, se han acercado a los mexicanos para negociar juntos frente al mastodonte regional. Es una buena noticia que los propios EU estén de acuerdo con una renegociación trilateral.

Segundo positivo, de acuerdo con De la Calle, es que, por los temas que se pretenden renegociar según el documento del USTR, el resultado necesariamente tendrá que aprobarse por los poderes legislativos de cada uno de los tres países. Por tanto, cualquier cambio en el statu quo debe tener los votos en los tres congresos. Está muy difícil, prácticamente imposible, aprobar cambios radicales que cuenten con el apoyo
de los legisladores de las tres naciones.

Tercer punto positivo, según Luis, es que los objetivos contenidos en el documento son en su mayoría razonables y atendibles. Muchos de ellos, de hecho, ya se habían negociado como parte del Acuerdo Transpacífico (mejor conocido como TPP).

Eso me dijo De la Calle. Yo agregaría tres puntos positivos más. Para empezar, el reconocimiento en el documento del espíritu original del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es decir, del intercambio libre de mercancías entre los países. Explícitamente se habla de evitar aranceles y cuotas para bienes industriales y agropecuarios, algo que había insistido mucho el gobierno mexicano para comenzar la renegociación.

También me parece positivo incluir todo un capítulo en materia energética de la región. Esto permitiría llevar al TLCAN los preceptos de la reforma que se hizo en México este sexenio. De esta forma, para el próximo Presidente será más difícil echarla para atrás (sí, estoy pensando en López Obrador, si es que gana).

Finalmente, como dije el otro día en esta columna, me gusta la idea de incluir un capítulo para involucrar a las tres naciones en el combate a la corrupción. Esto puede ser muy provechoso para México tomando en cuenta el contexto que estamos viviendo.

Ahora vayamos a los aspectos negativos del documento del USTR. El primero que me mencionó Luis de la Calle, y en el que han coincidido la mayoría de los expertos, es el objetivo principal que pretende EU de la renegociación: disminuir el déficit comercial. Esto, aunque parezca contra-intuitivo, no tiene que ver nada con los tratados de libre comercio sino con la baja tasa de ahorro de la economía estadunidense que necesariamente implica elevados déficits comerciales con otros países incluyendo México. Se trata de un mal objetivo que puede llevar a la tentación de imponer aranceles y cuotas.

Segundo asunto que le preocupa a De la Calle es la amenaza, un tanto velada, que aparece en la introducción del documento: “Si logramos estos objetivos —mantener y mejorar el acceso a los mercados para la agricultura, manufactura y servicios estadunidenses— entonces esperamos una transición sin interrupciones hacia el nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte”. ¿Qué es eso de “sin interrupciones”? Parece la típica amenaza del bully de la Casa Blanca.

Tercer asunto negativo mencionado por Luis: la pretensión de eliminar el capítulo 19 relacionado con casos de dumping. Hoy los tres países pueden recurrir a páneles internacionales para resolverlos. EU quiere, en el futuro, que sólo puedan hacerlo por medio de las cortes de su país. Sería un grave retroceso que le abriría la puerta al Ejecutivo de ese país para imponer aranceles y cuotas en productos que ellos consideren que están entrando con dumping.

Yo agregaría que el documento tiene varios puntos donde, en la letra chiquita, puede colarse la tentación proteccionista. Por ejemplo en las reglas de origen, en la inclusión de los acuerdos de medio ambiente y laboral en el cuerpo del TLCAN o en la supuesta manipulación de las divisas. Todos estos asuntos podrían utilizarse en el futuro para decir que México está incumpliendo con sus compromisos y, por tanto, imponerle aranceles y cuotas en lo que se resuelven.

Twitter: @leozuckermann

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