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En la nueva renegociación del TLC, el tiempo juega a favor de México

Dinero en Imagen. Grupo Multiva. La reanudación el 16 de agosto de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte marca el primer aniversario de este arduo proceso, donde las trabas y desencuentros han determinado fuertes ajustes y volatilidad en el tipo de cambio.

En contraste con lo que acontecía hace un año, donde el factor tiempo jugaba en contra de los negociadores mexicanos; en esta ocasión es la administración del presidente Trump la que tiene mayor necesidad de alcanzar un resultado concreto antes de que finalice agosto por dos importantes motivos:

1. La necesidad de presentar al electorado americano (gringo) una “victoria” en términos de la revisión del Tratado, que permitiría avalar la efectividad de la administración Trump en la implantación de sus políticas públicas antes de las elecciones de noviembre para renovar el Congreso de los Estados Unidos.

2. La conveniencia de tener un acuerdo en principio que permita al ejecutivo estadunidense someter el TLC a la aprobación del actual Congreso, dominado por una mayoría republicana a través de la vía fast track; es decir la aprobación del tratado en su conjunto sin entrar al detalle en cada uno de sus capítulos. Si la revisión del TLC queda en manos del nuevo Congreso y si en éste la representación mayoritaria es del partido demócrata, podría perderse la vía del fast track y la aprobación del tratado podría prolongarse por tiempo indefinido.

Por su parte, el equipo de negociadores mexicanos tiene todos los incentivos para lograr un acuerdo satisfactorio, aun cuando esto implique llevar las negociaciones hacia el cuarto trimestre del año. Entre los factores que juegan a favor de la delegación mexicana destacan:

1. La resolución del proceso electoral en México, cuyo resultado prácticamente implica un cambio de régimen político e incluso de paradigma económico. Este resultado libera al actual equipo negociador, encabezado por el actual secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, de la urgencia “electoral” de alcanzar un acuerdo.

2. Lo medidas arancelarias que la administración Trump ha hecho a las importaciones de China y de la Unión Europea. Si este conflicto escala al nivel de una guerra comercial, la competitividad de la industria manufacturera de los EU dependerá en mucho de los flujos de comercio intra-industrial con México.

3. La inclusión como observador dentro del equipo de negociadores de Jesús Seade Kuri, quien será el jefe negociador del TLC en el próximo gobierno. Está inclusión envía una señal de coordinación entre el gobierno entrante y el saliente y la posibilidad de mantener una misma línea de negociación aun cuando ésta se prolongue. De este modo, alcanzar un acuerdo en principio este mes de agosto también puede presentarse como un logro imputable al nuevo gobierno, lo que sin duda será el caso si las negociaciones se prolongan hacia el cuarto trimestre del año.

4. En el caso de que las negociaciones se prolonguen hacia el 2019, se seguirá operando con las condiciones del actual TLC que han sido muy favorables para las exportaciones mexicanas y se antojan especialmente convenientes ante el fuerte crecimiento que experimenta la economía estadunidense. Incluso, si la Casa Blanca decidiera retirarse del tratado, tiene que someterlo a la aprobación del legislativo de su país en un proceso que duraría varios meses.

Quizás los factores antes citados explican las posiciones diferenciadas de los principales negociadores de México y EU al inicio de esta nueva etapa de negociación, donde el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, ha señalado que espera un gran avance en las conversaciones de los próximos días. En contraste, el secretario Ildefonso Guajardo muestra una actitud más prudente al destacar que no hay garantía de un acuerdo, pero que se está progresando.

El inicio de esta ronda de negociaciones parece favorable para la divisa mexicana que podría retomar la significativa apreciación de alrededor del 10% que experimentó a partir del 18 de julio y que se interrumpió al iniciar la segunda semana de agosto por la fuerte turbulencia en los mercados cambiarios originada en la reciente crisis de la Lira Turca.

En conclusión, una buena negociación con avances concretos que implicarían el retiro o modificación de las cláusulas del TLC inaceptables para México —como la extinción del tratado cada cinco años y/o la jurisdicción exclusiva de EU en la resolución de los mecanismos de controversia— bien podrían llevar el tipo de cambio spot a MX$ 17.5 pesos por dólar.

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