VICENTE BELLO /TREN PARLAMENTARIO
México, 7 de noviembre de 2016.-El 4 de febrero pasado, el presidente Enrique Peña Nieto firmó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, siglas en inglés). Es un acuerdo que ha dado mucho de qué hablar no sólo porque fue suscrito por 12 países, incluido el nuestro, sino porque, además, el TPP carga con dos caretas:
Una: la de ser un acuerdo comercial. Y dos: la de ser un instrumento de geopolítica –incluso en el ámbito militar- de los Estados Unidos, para subordinar países como México en su estrategia para enfrentar a China e India, que trabajan para quitar a los estadounidenses el liderato mundial de la economía, en el siglo XXI.
Pues ayer, por fin, el Senado mexicano comenzó a airearlo y anunció que, en las “próximas semanas”, se celebrarán más de 30 foros a los que podrán incorporarse para debatir empresarios, académicos, y cuanta gente lo desee.
Comenzaron con un desayuno de trabajo, y, “en el marco del inicio de las audiencias públicas para el proceso de análisis y discusión del TPP”, el invitado especial fue Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía.
El TPP ya está firmado; pero el Congreso mexicano tiene todavía una forma de rechazarlo: si dice sí, dice sí a todo lo que Peña aceptó del Acuerdo el 4 de febrero; si dice no; quedaría rechazado totalmente. En esta misma situación están los senadores y representantes del Congreso estadounidense, y parlamentos como el de Vietnam y el mismo Japón.
Un día muy importante será hoy, martes 8, para los 12 firmantes del TPP. Si ganase Donald Trump, el TPP sería echado para atrás en Estados Unidos; y si ganase Clinton, no hay certeza de que la candidata demócrata también lo rechace, aunque dijo en campaña que no está de acuerdo con el TPP.
En la reunión que ayer sostuvieron senadores con Guajardo, barbotaron datos, como los siguientes: el TPP representará más del 35 por ciento del Producto Interno Bruto mundial; representará alrededor de 160 millones de nuevos consumidores.Â
Guajardo, en abono al TPP por supuesto, dijo que “hay sectores (de la economía nacinal) claramente ganadores en este proceso”; pero, a querer o no, dio un dato que no le gustará, por mucho, a un subsector de la ganadería importantísima para el país: la de los lecheros.
“Cuando se negocia bilateralmente, es más difícil lograr esa canasta de avance. Sabemos, por ejemplo, que el caso de lácteos tiene una cierta vulnerabilidad frente a Nueva Zelanda, por eso no permitimos el libre comercio de lácteos; se sujetó a un proceso de largo plazo de apertura”, dijo como en un susurro el secretario de Economía.
¿Y que quiso decir? Lo que se infiere, es que los lecheros mexicanos enfrentarán aquí, en territorio nacional, a Nueva Zelanda, uno de los 12 países firmantes del TPP.
Cosa inusual en el Congreso mexicano: el PRI, partido en el poder, aceptó que nueve comisiones se unan para dictaminar el TPP después de haber escuchado voces de todo el país en 30 foros cuando menos. Se sospechaba que es un mensaje político a Estados Unidos, de que los mexicanos están dispuestos a decidir si sí o si no al TPP según lo hagan allá, de acuerdo con quien gane hoy la presidencia de ese país. El PRI se acomodará como le convenga y con quien quede de presidente, si Trump o Clinton. Así se leía ayer el doble renglón donde se escribió este lunes la reunión de Guajardo con los senadores.
De entre todos los que hablaron en el desayuno de marras, sobresalió Dolores Padierna Luna, por su argumentación. He aquí partes medulares de lo que dijo ante un representante de Peña Nieto, Guajardo, de actitud silenciosa, expectante y a la defensiva:
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“Con Vietnam, por ejemplo, tendríamos que ver el riesgo que hay con la industria textil, porque la industria textil mexicana enfrenta el riesgo de competir ahora con Vietnam, lo cual va a traer pérdida en los empleos directos e indirectos en la empresa mexicana.
“O la empresa automotriz, que es una de las pocas industrias exportadoras, enfrenta hoy el riesgo de competir con la industria japonesa en el mercado de Estados Unidos. Hoy Japón en Estados Unidos se le cobran aranceles a los coches japoneses, de 2.5 por ciento; y a los camiones de Japón, de 25 por ciento. La eliminación de estos aranceles implicará que la industria automotriz mexicana pierda ese mercado, compita con Japón y realmente están en riesgo 27 mil empleos.
“O la industria del acero mexicana, que enfrenta el riesgo de competir con Japón en un escenario de no aranceles. Hoy, el acero de Japón tiene mucho peso en el mercado de Estados Unidos, contiene unas cuotas compensatorias y medidas antidumping que van a tratar de contrarrestar los enormes subsidios gubernamentales que tiene Japón de su gobierno, en virtud, también la industria electrónica mexicana enfrentará un riesgo de competir con la japonesa en un escenario de no aranceles.
“Hoy, la industria japonesa cuenta con importantes subsidios de su gobierno y eso es lo que preocupa, porque México lo que acostumbra es dar grandes subsidios a las empresas que están compitiendo en esos países”.
El senador Isidro Pedraza Chávez: cierto, son 30 capítulos los del TPP, pero sólo seis tienen que ver con el tratado de libre comercio; los demás, dijo, “establecen condiciones de control más allá del comercio y establecen reglas para ir debilitando los monopolios del Estado, PEMEX y CFE, y someterlos al mercado”.
Comenzó el debate por el TPP. Veremos.
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