La pandemia de Covid-19 aceleró la crisis que vivía el sector textil, ya desde antes golpeado por el ingreso de productos de contrabando y prácticas desleales de comercio. El panorama pinta para complicarse con el eventual cambio en la industria eléctrica, que hace temer un incremento en el costo de este insumo, consideró Manuel Espinosa Maurer, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex).
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que al cierre de 2020 la fabricación de prendas de vestir se contrajo 34.4 por ciento respecto del año anterior, por lo que este ramo manufacturero registró el mayor impacto por la pandemia.
Antes de la contingencia sanitaria el sector arrastraba problemas como la introducción al país de prendas de vestir con permisos temporales, pero cuya finalidad es vender sin pagar impuestos, práctica ilegal que se conoce como subvaluación.
“La pandemia profundizó la crisis. Nosotros hemos estado muy dañados por el contrabando, la subvaluación y el abuso de los programas sectoriales; lo hemos repetido una y otra vez.”
En entrevista con La Jornada comentó que la etapa más grave ocurrió meses atrás, cuando no fueron considerados actividad esencial, lo que obligó a parar las actividades en las fábricas, a excepción de las especializadas en producir textiles quirúrgicos.
A raíz de ello, el flujo de dinero se afectó por la falta de ventas y el pago de compromisos. Tras el reinicio de actividades, las plantas textiles deben trabajar todavía con un aforo de 30 por ciento.
“Una fábrica textil para que sea viable tiene que trabajar lo más cercano a 365 días del año, las 24 horas del día. De lo contrario es muy complicado”, apuntó.
Ahora con los cambios a la Ley de la Industria Eléctrica, que busca privilegiar el despacho de la energía que genera la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el sector prevé un mayor costo por ese insumo, lo cual los sacará de competencia.
El presidente de la Canaintex apuntó que las fábricas textiles que hacen uso de alta tensión pagan 44 por ciento más en comparación con el costo en Estados Unidos, mientras para las plantas que utilizan media tensión es 84 por ciento más caro. “En México pagamos casi el doble de los que pagamos en Estados Unidos”, destacó.
Comentó que es preciso que se termine con la ilegalidad, pues dos de cada tres prendas que se consumen en México son ilegales, pues ello afecta a los más de un millón de trabajadores del sector.
“El camino para que la industria textil subsista es que esto se acabe.”
Espinosa Maurer confió en el trabajo que realizan con la Secretaría de Economía y el Servicio de Administración Tributaria para resolver los problemas que aquejan al sector, pues México tiene la oportunidad de hacer más grande la cadena productiva ante los recientes problemas comerciales y de suministro entre Estados Unidos y China.