El Economista, Opinión Gerardo Traslosheros
En adelante, los países deberán diversificar produciendo insumos y bienes en lugares cercanos a los centros de consumo
El impacto del coronavirus en la economía ha sido devastador para el mundo entero por la necesidad de resguardar a las poblaciones ante la ausencia de una cura, cortando producción e ingresos y complicando el consumo y el pago de deudas, desatándose una crisis económica y política global de grandes proporciones. Los segmentos más pobres en cualquier país difícilmente podrán quedarse en casa si no cuentan con apoyos al ingreso al no tener ahorros. Un sistema de ingreso universa hoy se torna urgente, sin distingo de clientelas políticas, incluyendo a México.
Los gobiernos han reaccionado dando apoyos fiscales a sus empresas de todos tamaños para mantener los empleos formales, salvo México afectando su viabilidad futura por motivos inexplicables. Ofrecer liquidez a los sistemas financieros ha sido crucial. Urge a gobiernos y empresas salir de la reclusión, pero persisten grandes riesgos en salud al no haber aún una cura. Encontrar formas para que la población regrese a sus actividades productivas de manera segura es un gran reto.
Las cadenas globales deberán regirse en los sucesivo no sólo por la rentabilidad y eficiencia, sino además por motivos precautorios y de seguridad, buscando diversificar, produciendo insumos y bienes en lugares cercanos a los centros de consumo, lo que deberá aprovechar México. El capitalismo global atestigua la rearticulación de sus cadenas productivas, lo que podrá afectar en especial a países como China.
La pandemia se controlará sólo en el mediano plazo con la llegada de tratamientos y vacunas, pero no en el corto plazo como quisieran muchos gobiernos angustiados por la inestabilidad social. Existe una lucha al interior de países y bloques regionales para manejar recursos escasos, lo que presiona a la unidad política, incluyendo a Estados Unidos, la Unión Europea y México. Existen países que aprovechan la crisis para posponer elecciones y cancelar derechos. China podría salir victoriosa imponiendo su modelo autoritario sobre las democracias occidentales. Veníamos de un gran conflicto entre las grandes potencias, pero el mal manejo de la crisis de salud en Estados Unidos y su falta de solidaridad con la OMS y con diversos grupos sociales le restará liderazgo global, lo que podría ser aprovechado por China. Las democracias occidentales deberán superar los riesgos de fractura y resistir los embates autoritarios, lo que no será sencillo incluso para México.