El Universal, Cartera, Noé Cruz Serrano
En México se avecina un tsunami de combustóleo producido en las refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex), producto contaminante que pocos desean utilizar y que le genera pérdidas a la petrolera, lo cual puede ser un factor para que el Sistema Nacional de Refinación llegue a frenarse y, a partir de 2020, pierda valor.
Tras aparecer entre las 20 empresas más contaminantes del mundo, Pemex enfrenta un reto mayúsculo con la estrategia de utilizar a máxima capacidad las refinerías que opera, puesto que de los petrolíferos que surgen al momento de procesar cada barril de crudo, el combustóleo —altamente contaminante— es el segundo, sólo por detrás de las gasolinas.
En 2017, 35.5% del subproducto que surgió a raíz del procesamiento de petróleo fue el combustóleo; en 2018 representó 29.4%, y en el periodo enero-agosto, 24%.
Estos porcentajes son con un espacio de producción de 49.1% de las refinerías de Tula, Salamanca, Cadereyta, Madero, Salina Cruz y Minatitlán, una capacidad de procesamiento de 640 mil barriles diarios en promedio.
En 2004, durante el boom petrolero, procesaban un millón 303 mil barriles diarios en promedio.
El programa petrolero de esta administración es elevar el índice de procesamiento por encima de 80% o 90% durante los próximos tres años.
Es decir, entre un millón 42 mil barriles diarios y un millón 172 mil barriles, lo que en automático aumentará la producción de combustóleo por cada barril de petróleo que ingrese, sobre todo en los complejos que no fueron reconfigurados y no cuentan con los equipos necesarios para disminuir el porcentaje de este producto.
El problema con la abultada producción de este tipo de petrolífero es que hay pocos clientes que puedan utilizarlo, provoca problemas para el funcionamiento de las refinerías —que tienen dificultades para deshacerse de él y sus inventarios crecen rebasando incluso la capacidad de almacenamiento—.
De acuerdo con los estados financieros de Pemex, este petrolífero le ha generado pérdidas que suman casi 2 mil millones de dólares entre 2017 y el primer semestre de este año, sobre todo por su bajo valor en el mercado.
La petrolera. A este escenario se suma que, a partir de 2020, el combustóleo perderá todavía más valor, en virtud de la entrada en vigor de las nuevas reglas de la Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés), las cuales prohíben a las embarcaciones utilizar combustóleos con un alto contenido de azufre —mayores a 0.5%—, lo que afectará a la producción nacional de este producto, ya que superan los estándares de dicha regulación.
Las embarcaciones que usan este tipo de combustible necesitarán instalar scrubbers, o lavadores de gases, que permiten capturar el azufre para disminuir su liberación al ambiente.
Algo que no sucederá de manera generalizada antes de 2022, de acuerdo con la IMO.
Esto significa que el precio del combustóleo se derrumbará en los próximos dos años, afectando las finanzas de Pemex.
De hecho, a la empresa le ha costado mantener una cartera de clientes constantes que le compren el producto.
Entre 2010 y los primeros ocho meses del año, el volumen de ventas internas se redujo de 184.9 mil barriles diarios a 57.4 mil barriles, impactando sus ingresos, los cuales se redujeron de 56 mil 766 millones a 23 mil 211 millones de pesos en el mismo periodo.
Las exportaciones de combustóleo también han estado cayendo, puesto que pasaron de 122.2 mil barriles por día en 2010 a 41.9 mil barriles en el periodo enero-agosto de este año, de manera que el ingreso de divisas por este concepto disminuyó de 118.1 millones a 88.2 millones de dólares.
Hasta ahora, el combustóleo que se produce en México tiene solamente dos destinos.
En la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se utiliza para la generación de energía eléctrica en sus centrales termoeléctricas convencionales, para la venta a clientes industriales para hornos y calderas, así como a pequeñas industrias que lo requieren para la generación de energía y la exportación a otras naciones, aunque a precios deficitarios.
La CFE ha utilizado desde hace 10 años un sistema de control de emisiones a la atmósfera en las centrales de Punta Prieta, La Paz Baja California y Mazatlán II, en Sinaloa, conocido como (SCEA) de la empresa Double V Holding, con el fin de solucionar la contaminación ambiental que se producía en estas centrales debido al empleo de combustóleo.
La empresa ha sugerido replicar este proceso en todas las centrales termoeléctricas convencionales de la CFE como una puerta de salida al combustóleo que produce Pemex, que, además, irá incrementándose con la modernización de las refinerías.
Durante la administración pasada, el gobierno federal intentó sustituir la utilización de este carburante por gas natural, pero la generación eléctrica con gas esta desarrollando una dependencia de este insumo que compromete la seguridad nacional.
Actualmente, por ejemplo, 60% del gas utilizado en México es importado y, de concretarse la instalación de los nuevos gasoductos en proceso de construcción, esa dependencia pasará a 90%.
Por ello, la disposición final del combustóleo se vuelve estratégica, porque su uso en las centrales de la CFE es la opción para darle salida al crecimiento esperado de su producción en las refinerías de Petróleos Mexicanos.