La Jornada, Economiía, Susana González G.
Ciudad de México. La brecha que prevalece en los ingresos que reciben los hogares más pobres y los más ricos no cambiará mientras la mayoría de los mexicanos trabaje en la informalidad, carentes de seguridad social, y los salarios sean muy bajos, dijo Marcelo Delajara, director de crecimiento económico y mercados laborales del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Cualquier crecimiento que registre el país, sea mucho o poco, sólo se concentrará en la población más rica mientras no cambie el modelo económico, comentó a su vez José Antonio Romero, investigador del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México (Colmex).
Los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 muestran que “no es significativa” o representa “un cambio mínimo” la reducción de la desigualdad en los últimos tres sexenios. Nada han servido los programas sociales que ha lanzado cada gobierno para reducir la pobreza, coincidieron los especialistas.
“En primer lugar, México tiene una economía que sólo favorece a un grupo y no a la mayoría. En segundo lugar, los programas sociales no han servido para mitigar esa desigualdad. De nada sirve que se haya crecido a dos por ciento en 2018 si nada más aumentaron los ingresos de empresarios como Carlos Slim. No tenemos datos económicos para saber cómo uno por ciento de los mexicanos se ha vuelto más rico”, comentó Romero.
“No vemos un cambio significativo en los ingresos de los hogares y eso tiene que ver con el ingreso laboral que apenas ha cambiado, con un incremento de apenas 0.3 por ciento en promedio. El ingreso laboral es la parte más importante del ingreso de los hogares”, puntualizó Marcelo Delajara.
Si bien dijo el empleo ha crecido al grado que la tasa de desocupación volvió a ser la misma que antes de la crisis financiera mundial de 2008, “los salarios apenas se han movido y, en promedio, el salario base de cotización, aumentó menos del uno por ciento en ese periodo”.
Así que “no ha cambiado gran cosa” la “magnitud” entre los ingresos de los hogares del primer decil de los ubicados en el décimo, puntualizó el especialista del CEEY y lo atribuyó a un problema estructural. El mercado laboral, dijo, está fragmentado entre el sector formal e informal y se ha mantenido muy estable en las últimas dos décadas, tanto en el número de personas de cada sector como en la diferencia de salarios que perciben.
“Las familias de los deciles más bajos son trabajadores informales que no tienen seguridad social y los de deciles más altos son formales con seguridad social, por eso se mantiene esa diferencia en que los hogares más ricos superan 18 veces los ingresos de los más pobres”.
Los programas sociales “no impactan” en los ingresos de los hogares “ni alteran esa característica estructural que tenemos en los mercados laborales”, agregó.