El Economista, Opinión / Los mismos de siempre, Eliseo Rosales Ávalos
El gobierno apuesta por compensar la baja recaudatoria calculada en 120,000 millones de pesos con un incremento en el consumo.
A partir del 1 de enero operará la zona libre más grande del mundo en la frontera norte de nuestro país.
Mediante un decreto de estímulos fiscales el gobierno creó la zona libre, entre los aspectos más relevantes destaca: I) el ISR baja de 30 a 20%, el IVA pasa de 16 a 8%; II) el salario mínimo en la zona será de 172 pesos; III) se homologarán el gas, la gasolina, el diesel y la energía eléctrica con el precio de Estados Unidos; es decir, el precio de la gasolina oscilaría en los 13 pesos.
La medida fue calificada por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) como “acertada y disruptiva”, desde luego habrá de tener una etapa de instrumentación y adaptación de autoridades, empresarios y ciudadanos para que rinda resultados.
El gobierno apuesta por compensar la baja recaudatoria calculada en 120,000 millones de pesos (40,000 de IVA y 80,000 de ISR según estimaciones del SAT) con un incremento en el consumo que, a la vez se convierta en un motor de desarrollo regional.
El incremento en el consumo estará en función de que los ciudadanos perciban el ajuste en los precios, sobre todo que la autoridad encuentre mecanismos que permitan a empresarios y ciudadanos obtener más rápidamente las devoluciones de los saldos a favor en el intercambio de bienes y servicios de la región libre con el resto del país.
Existen dudas sobre si el SAT está preparado para operar el plan a partir del 1 de enero, pues deberá ajustar sus sistemas de recaudación en la zona libre, capacitar al personal, que al parecer se encuentra enojado por la ola de despidos, diseñar esquemas de devolución y sobre todo establecer los puntos de internación-revisión, si es que decide revisar las mercancías más allá de la zona libre. Por lo pronto, el propio SAT ha señalado que será hasta el 7 de enero cuando estarán listas las reglas para establecer los estímulos fiscales.
La estrategia deberá comprender también medidas complementarias que garanticen que la inversión no se encontrará a merced de la delincuencia, planes de desarrollo urbano y movilidad que no encapsulen el desarrollo y se convierta en una cortina de humo.
Desde luego, de manera urgente habrá que implementar un plan de estímulos en la frontera sur, Quintana Roo y Chiapas.
Querido lector le deseo un muy feliz año, gracias por el favor de sus lecturas.