Si se frena la dinámica comercial del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), como propone el presidente electo en Estados Unidos, Donald Trump, más de seis millones de estadounidenses verían en peligro sus puestos de trabajo, debido a la cantidad de empleos relacionados al comercio con México, de acuerdo con estimaciones de organismos privados, analistas y la iniciativa privada.
Para quienes fueron los negociadores del acuerdo, en 1994, comentaron con anterioridad a La Razón, que abrir y renegociar el TLCAN no sólo implica eliminar los equilibrios comerciales entre los tres países que lo integran, sino también derrumbar los logros productivos alcanzados en 22 años de su entrada en vigor.
Actualmente las transacciones comerciales entre México, Canadá y Estados Unidos superan el billón de dólares diarios, por lo que la implementación de medidas como las que propone Donald Trump, y aplicar un arancel de 35 por ciento a las exportaciones automotrices, ocasionaría una caída del PIB mexicano de 3.4 por ciento, lo que equivale a una recesión económica en el mediano plazo, de acuerdo con estimaciones de Banco Base.
Para quien fue jefe negociador del TLCAN, Herminio Blanco, “los equilibrios en una negociación de este tipo se lograron al filo de la navaja, antes de que se rompieran los diálogos. Entonces, decir que vamos a cambiar algo del Acuerdo es caer en una maraña. Por eso la renegociación del Tratado de Libre Comercio no está abierta”, sentenció.
Luis de la Calle, quien participó en las negociaciones y diseño del TLCAN, había dicho que hay riesgos comerciales para México, “pues el tratado no se debe renegociar, por ningún motivo, ni es necesario ya que funcione bien, lo cual sería contraproducente y refleja un equilibrio que no se puede cambiar”.
Los analistas estiman que tan sólo por aumentar los aranceles a productos mexicanos, se afectaría directamente al consumidor promedio de Estados Unidos.
“Con los porcentajes de aranceles que se han manejado en las campañas, se estima que en muchos de los modelos de automóviles más vendidos en ese país se encarecerían hasta en 8 mil dólares cada uno. En el caso de las pantallas planas, subirían de alrededor de 700 dólares a casi mil dólares por unidad”, advierte el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) .
En cuanto a productos agrícolas, 8 de cada 10 aguacates y uno de cada 2 tomates, que se venden en Estados Unidos, son mexicanos. Un arancel más alto a la importación de estos productos repercutiría en los precios de los supermercados e impactaría el precio de otros alimentos que los usen como insumos.
Hay que recordar que Trump ha manifestado su interés por salir del TLCAN y aplicar un arancel de 35 por ciento a las exportaciones de productos mexicanos; sin embargo, ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), esta cifra es inviable.
Eduardo Solís, presidente de laAsociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), explicó que el tope establecido por Estados Unidos es de 2.5 por ciento, por lo que un incremento en los aranceles afectaría el comercio estadounidense con 22 naciones que integran la OMC.
Coinciden que gracias al TLCAN se conformó una de las zonas de libre comercio más importantes del mundo, al representar 15 por ciento del comercio global; 28 por ciento del PIB mundial y 14 por ciento de la inversión extranjera directa.