R. S. V. P. Las etiquetas de la ropa van más haya del cuidado de las prendas pues aunque es uno de los factores que tienes que tomar en cuenta a la hora de comprar, hay otros que también lo son.
Por ejemplo: ¿quién hizo tu ropa?, ¿de dónde surgieron los materiales?, ¿qué ganancias obtuvieron las personas que la hicieron?, ¿bajo qué condiciones?, etc.
El fast fashion (moda rápida) ha hecho que los últimos años la industria de la moda eleve la cantidad de colecciones al año, esto supone bajar los costos de producción, mudarse a países donde la materia prima sea más barata y no se les exija a las grandes empresas garantizar las condiciones laborales.
Recordemos la desgracia de Rana Plaza del 23 de abril del 2013. El complejo fabril ubicado en Bangladesh que acabó con la vida de más de mil personas y dejó heridas a otras dos mil cuando se derrumbó. Este hecho puso en evidencia las pésimas condiciones en las que laboraban las personas que hacen que tu ropa llegue a tus tiendas favoritas.
Las preguntas antes mencionadas difícilmente van a estar desglosadas en tu etiqueta, salvo por el país de origen y el material, pero aún con solo esos datos te puedes dar una idea de lo que compras.
“Un consejo de consumo responsable es leer las etiquetas. La gente debe leerlas porque así se entera de dónde viene la ropa y de qué está hecha. La fibra 100% sintética no hay manera de que sea buena para tu cuerpo. Y si viene (la ropa) del otro lado del planeta eso tuvo implicaciones sociales porque no sabes cuánto ganaron las personas que la hicieron y bajo qué estándares la hicieron. Leer la etiqueta te puede ayudar a generar muchas dudas”, comentó Jean Verdier, fundador de la plataforma Fashion Green.
A raíz de lo ocurrido en Rana Plaza surgió Fashion Revolution, un movimiento a nivel mundial que con la pregunta ‘¿quién hizo mi ropa?’ busca impulsar en los consumidores y en la industria mejores prácticas en la moda. “Creemos en una industria que valora la gente, el ambiente, creatividad y que recibe ganancias de manera equitativa”, plantea el movimiento.
El Garment Worker Diaries (Diarios de trabajadores de la confección) publicó en 2016 un informe sobre las condiciones laborales de Bangladesh, Camboya e India. La mayoría de las personas que trabajan en las fábricas textiles de esos países lo hacen con dolor crónico, salarios precarios y a muchos se les violan sus derechos humanos. Tan solo en Bangladesh laboran más de 4 millones de personas en la industria textil y representa el 85% de las exportaciones de ese país, sin que eso signifique que tengan una buena calidad de vida, tal como presentó el documental The true cost.
Fashion Revolutiontambién invita a la gente a que más que preguntarse “¿cómo se me ve esto?” se pregunten quién se la hizo. Es cuestión de exigirle a las empresas mejores prácticas.
“Tu etiqueta te puede decir donde se está haciendo tu ropa, así sabrás si las personas que la hicieron viven en Bangladesh, Camboya o Rumanía, por ejemplo”, indican en su manual Cómo ser un Fashion Revolutionary.
“La etiqueta también menciona los materiales que se utilizaron como algodón o poliéster. Pero tu etiqueta no te dirá donde fue cultivado el algodón, dónde se hiló la fibra, dónde se hiló la tela, donde fue teñido y estampado. No te va a decir de donde vienen los hilos, colorantes, cremalleras, botones, listones y muchas cosas más”.
Jean Verdier invita a que los diseñadores sean más conscientes y apuesten por la moda sustentable, parte del proyecto de su plataforma. “Por su puesto que sale más barato traer algodón del extranjero que usar el de México, pero si no hay demanda esos altos costos se van a mantener”.
La industria del textil y de la moda es la segunda más contaminante en el mundo, después de la del petróleo. Tan solo en Estados Unidos, cada año más de 15 millones de toneladas de ropa van a parar a vertederos. La solución a esta problemática también está en los consumidores.
Las recomendaciones de Fashion Revolution son:
Comprar menos (está comprobado que la gente solo usa el 20% del total de ropa que hay en su clóset)Comprar mejor:”compra una buena prenda en lugar de tres baratas”, recomienda el movimiento. Apoyar a diseñadores nuevos: dejar de consumirle solo a las grandes marcasVer por lo artesanal: así apoyas a una comunidad y evitas los plagiosRentar, cambiar, intercambiar, comprar segunda mano o piezas vintage Reparar la ropa Donar tu ropa