En este espacio me he referido a la disparidad de las percepciones sobre el libre comercio en México y en Estados Unidos. La aceptación mayoritaria en nuestro país contrasta con el rechazo de los estadunidenses. Significativamente, los datos muestran que en México las opiniones favorables predominan en prácticamente todos los grupos sociales.
Veamos algunos datos:
Según una encuesta de Consulta (12/09/2016), dos de cada tres mexicanos piensan que el Tlcan es bueno para la economía nacional. Las evaluaciones a favor alcanzan 75% entre los jóvenes de 18 a 29 años, 66% en el grupo de 30 a 49 años y 43% entre los mayores de 50 años.
En lo que concierne al nivel educativo, a mayor escolaridad, las opiniones son más favorables: 73% entre quienes tienen estudios universitarios, 62% en el caso de aquellos que concluyeron preparatoria y 43% para los que cursaron la secundaria y para los que solo tienen primaria o menos.
Aunque entre los adultos mayores y en los segmentos de menor escolaridad la aceptación es inferior a 50%, en ningún caso prevalecen las evaluaciones negativas. Ello se debe a que en estos grupos también hay quienes dicen no saber si el Tlcan es bueno o malo.
Si bien las expresiones a favor se acentúan en los estados del norte, no hay grandes diferencias regionales en la aceptación al Tlcan: 67% en el norte, 64% en el centro y 61% en el sur del país.
En términos de afinidad partidista, las opiniones favorables provienen de 75% de los panistas, 61% de quienes se identifican con el PRI y con Morena, y 50% de los perredistas. Aun entre aquellos que simpatizan con los partidos de izquierda predominan las evaluaciones positivas acerca del libre comercio.
Estas tendencias seguramente explican por qué en México, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, este tema no está en el centro del debate político. Las inconformidades y el enojo que animan el discurso de la oposición y que definirán los ejes de la contienda electoral en el 2018 poco o nada tienen que ver con el libre comercio.