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México se enfrenta al desafío de la moda sostenible y su tradición textil

América Economía, México, Redacción.
Ciudad de México. Cada año, la Expo Producción reúne a fabricantes de fibras, telas y maquinarias que ofrecen sus productos a la industria textil en México. Aunque esta feria está enfocada en los negocios, también es un espacio ideal para comprobar algunas tendencias.
“En la última versión del evento, más del 50% de los productores de telas era chinos, y muy pocos eran locales, ya sea mexicanos o latinoamericanos. Esto evidencia uno de los grandes problemas de la industria textil mexicana. El predominio de materiales y productos de China impacta negativamente a los productores locales”, dice Gustavo Rodríguez, en conversación con DW.
El investigador mexicano participa actualmente en un estudio sobre procesos de sostenibilidad y trasformación de la Fundación Robert Bosch con la Universidad Leuphana, de Lüneburg, en Baja Sajonia.
“La Leuphana tiene la única facultad de sostenibilidad en Europa y este un tema fundamental en la mayoría de los programas de estudios en todas sus facultades”, dice a DW Mirko Petersen, encargado del reclutamiento de estudiantes extranjeros.
Se trata de un tema emergente y que, en el caso de los textiles y la moda, “ha sido muy poco trabajado a nivel científico en México”, observa Rodríguez, quien actualmente realiza su doctorado, enfocado en los procesos individuales y sociales de comunicación y aprendizaje involucrados en la transformación hacia la sustentabilidad en el campo textil.
El trabajo artesanal rescata el sistema de producción local, que no se puede dar en forma masiva. Es un ejemplo de gestión sostenible de los recursos y permite dar un sustento a comunidades que generalmente están en condiciones de pobreza.
“Aunque México no alcanza los niveles preocupantes del sudeste asiático, donde hay una gran explotación laboral y ambiental, también se dan ciertas dinámicas de explotación, porque la mano de obra es barata y muchos de los productos son exportados. También se perciben consecuencias negativas en el ambiente: contaminación de los cuerpos de agua, daño al suelo por los cultivos extensivos de algodón y el uso de pesticidas y herbicidas, y sobre todo efectos en la salud de los trabajadores”, apunta Rodríguez.
Proyectos por la sostenibilidad textil. Pero junto a las dificultades, el investigador mexicano destaca la creciente aparición de iniciativas innovadoras que apuntan a la sostenibilidad. Se trata de un nicho en crecimiento que se está posicionando en México.
Entre otros, han surgido proyectos relacionados con la tradición mexicana: “Por su diversidad cultural y variados pueblos indígenas, México tiene una gran riqueza textil, que en las últimas décadas está siendo visibilizada y revalorizada”, dice Rodríguez.
El trabajo artesanal rescata el sistema de producción local, que no se puede dar en forma masiva. Es un ejemplo de gestión sostenible de los recursos y permite dar un sustento a comunidades que generalmente están en condiciones de pobreza. Al mismo tiempo, apunta a un consumo responsable, opuesto al llamado “fast fashion” o la moda rápida, la que por su bajo precio y alto nivel de reemplazo es altamente desechable y genera a su vez más contaminación.
Promoviendo una moda sostenible, Ethical Fashion Space es una plataforma de negocios que da consultoría a pequeños proyectos que quieren entrar al sector textil con una perspectiva de sustentabilidad en México. La iniciativa abre canales de comunicación con los consumidores, instituciones de educación superior y autoridades, y da cursos de capacitación para quienes deseen innovar en este campo.
Con ese mismo enfoque, Fashion Revolution México se suma al movimiento global que surgió tras el trágico derrumbe del edificio donde funcionaba una fábrica textil en Bangladesh, en el que murieron más de mil personas. Entre otras acciones, promueve crear conciencia entre los consumidores, apoyar a los productores locales y generar condiciones de trabajo dignas.
Rodríguez también destaca a Bink Colors, un emprendimiento de estudiantes de una universidad mexicana, que está desarrollando colorantes orgánicos biodegradables y no contaminantes, derivados de bacterias modificadas.
Todas estas iniciativas tienen un impacto social y contribuyen a la toma de conciencia sobre el problema de los textiles y la moda en México. En opinión de Rodríguez, hay un gran potencial de colaboración con instituciones de Alemania: “El contraste es muy enriquecedor y ofrece oportunidades para compartir el conocimiento y experiencia generado en Europa, dando nuevas perspectivas para contribuir a consolidar el nicho en México”.
“Las preguntas en torno a la sustentabilidad son muy importantes en relación con el futuro de nuestro planeta. Se necesita una transformación a nivel global en muchos campos, como la alimentación, el consumo o la diversidad ecológica, así como propuestas desde las ciencias naturales, sociales y económicas para enfrentar estos enormes desafíos”, concluye Mirko Pertersen.
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