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Cultura Puebla pierde otro ejemplo de su patrimonio industrial; demuelen la ex fábrica textil La Unión

La Jornada de Oriente, Cultura, Paula Carrizosa

Puebla pierde otro ejemplo del patrimonio industrial. Se trata de la fábrica de hilados de algodón La Unión, ubicada en la esquina que forman la 21 Poniente y 11 Sur, cuyo edificio fue construido en las primeras décadas del siglo XX y del cual solo se conservaba la fachada, misma que fue destruida apenas unos días atrás.

Anteriormente la casa, que era propiedad de don Luis Cué Villar y funcionaba como oficina de la fábrica, fue demolida en 1998, para construir una tienda de conveniencia. Dentro, la fábrica conservaba las características peculiares de este tipo de arquitectura industrial: muros de mampostería, estructura metálica a base de columnas y trabes de acero que soportaban la bóveda catalana que permitía lograr grandes espacios para la instalación de telares.

A finales del siglo XX, se destruyó la fachada que estaba construida en la actual 11 Sur, conservando un pedazo de ella. En cambio, en el interior se construyeron locales comerciales para la instalación de la llamada “Tecnoplaza” –hoy ya cerrada–, pero conservando el espacio original.

Fue apenas la semana pasada, cuando lo que quedaba de la fábrica de hilados de algodón La Unión fue demolida, y con ello se pierde otro ejemplo del Patrimonio Industrial de Puebla, pues fueron las fábricas textiles una de las principales actividades económicas de la ciudad y del estado.

La desaparición de La Unión, se suma a la pérdida que se ha tenido de las fábricas Atoyac, La Esperanza, El Mayorazgo, El Triunfo y La Constancia, ocurridas en los últimos años, sin la intervención del organismo dedicado a la salvaguarda del patrimonio como es el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

De la fábrica El Atoyac, por ejemplo, su destrucción comenzó en 2002. Mientras que, de El Mayorazgo, en 2012 se detectó la demolición de muros por vecinos que afirmaron que “hombres armados con picos continuaron tumbando los muros de los edificios construidos en el siglo XIX durante la noche”. Para 2014, 80 por ciento del cascaron de este edificio ubicado en la colonia Mayorazgo, entre 11 sur y avenida Cumulo de Virgo, había sido demolido y/o afectado.

En el caso de la antigua fábrica textil La Esperanza, ubicada en el Paseo del Río San Francisco, se sabe que en 2012 había sido presa del saqueo pues carecía de techo y otras partes del inmueble, un acto denunciado por el Comité Mexicano de Conservación del Patrimonio Industrial.

La Esperanza, una fábrica textil para el acabado de telas, se instaló a orillas del río San Francisco en los albores del siglo XX. Sus fundadores pertenecían a la familia Rivero Quijano. Sus propietarios arrendaron primero un local y posteriormente compraron varias casonas viejas localizadas en el barrio de San Francisco y un espacio del Callejón de Almoloya. Se sabe que para 1904 ya tenían un espacio de mil 830 metros cuadrados.

Ésta fábrica y otras como San Juan de Amandi, La Guía (Mascota), La Iberia, La Violeta, San Francisco, Hilaturas y Cobertores, ubicadas en el Callejón y Estanque de los Pescaditos, fueron expropiadas en 1996 por el gobierno estatal para formar parte del Proyecto Paseo de San Francisco.

Mientras que la fábrica El Triunfo, ubicada en la 21 Sur 711 esquina con la calle 9 Poniente, su demolición ocurrió en enero de 2010, pese a ser considerada ejemplo del patrimonio industrial de México. Actualmente, es sede de los dormitorios de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, que tenía en comodato el edificio.

El caso más emblemático de destrucción patrimonial en Puebla es La Constancia, “la segunda fábrica textil mecanizada de México, la primera de Puebla y la primera en sobreponerse a las dificultades iniciales de la moderna industria de hilados y tejidos de nuestro país”, como describe la historiadora Leticia Gamboa, en el texto La fábrica y sus empresarios.

A casi dos siglos de su construcción (7 de enero de 1835), La Constancia fue expropiada por el gobierno del estado en 2001 para reutilizar el espacio en actos artísticos y culturales. Desde entonces, en el recinto solo se realizaron contadas actividades como el proyecto Plataforma 2006 y el Salón Independiente de Arte Erótico un año después.

Fue en 2005, cuando el entonces gobernador Mario Marín Torres anunció el rescate de la ex fábrica, para lo que invertiría 220 millones de pesos, procedentes de las arcas de la Federación y el estado. No obstante, en 2012, durante el gobierno de Rafael Moreno Valle, el complejo fue entregado a la Fundación Azteca para convertirla en el Centro de formación de las orquestas Esperanza Azteca. Con ello, bajo “el maquillaje de altruismo el gobierno cambió el paisaje industrial y borró las huellas de la vida obrera de los siglos XIX y XX”, como estimó la historiadora Teresa Ventura.

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