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Arturo Herrera, la última defensa

El Financiero, Bloomberg Businessweek, Gonzalo Soto

Arturo Herrera sabe llegar a la titularidad de las dependencias en medio de crisis.

La primera ocasión que lo hizo fue en 2004, cuando los noticieros en televisión aún transmitían las imágenes de Gustavo Ponce, el exsecretario de Finanzas del Distrito Federal, apostando en las mesas del casino del Bellagio, uno de los hoteles más lujosos de Las Vegas, y en radio una pasarela casi interminable de comentaristas hablaban del impacto político que tendría ese nuevo escándalo sobre la administración del entonces Jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador.

En la dirección general de Finanzas del Distrito Federal, una especie de subsecretaría de esa dependencia, Herrera despachaba los últimos pendientes de una jornada larga más, antes de tomar una gruesa carpeta y repasar los detalles para su próxima comparecencia ante la Asamblea Legislativa.

Estamos en las mejores manos que tiene la 4T”

Apenas días antes, el Jefe de Gobierno lo había nominado como el sucesor de Ponce, quien a su vez había reemplazado a Carlos Urzúa en el cargo. Herrera pasaba largas horas en la noche y de sus ratos libres revisando las finanzas de la ciudad y el costo de los proyectos que se habían puesto en marcha en la capital. Se sabía todos los costos, los ingresos y gastos hasta los centavos.

“Quien quiera saber cómo es Arturo (Herrera) solo tiene que voltear a esos días, tiene que ver esa comparecencia en la Asamblea Legislativa”, dijo un excolaborador de la Secretaría de Finanzas capitalina. “Citaron a Arturo para prolongar el efecto político del golpeteo, tenía absolutamente todo en contra, todo, sin embargo, tuvo una comparecencia magnífica, la oposición lo atacó y él se defendió con datos y con humor”.

Herrera fue ratificado por la Asamblea y concluyó el sexenio capitalino ya bajo el mando de Alejandro Encinas, tras la partida de López Obrador para buscar la presidencia. Herrera se consagró entonces como uno de los hombres de mayor confianza del actual mandatario.

Bloomberg Businessweek México habló con media docena de excolaboradores y allegados de Herrera, quienes solicitaron la condición de anonimato para hablar con total franqueza sobre el actual secretario de Hacienda.

“Herrera es un gran apagafuegos, así se graduó”, añadió el excolaborador, quien consideró que las condiciones en las que llega a la titularidad de la Secretaría de Hacienda son “un paseo por el campo” respecto de cuando llegó a la secretaría de Finanzas del Distrito Federal. “Entonces era la crisis política más grande en la carrera de López Obrador”.

Hace apenas unas semanas, el presidente tuvo que echar mano nuevamente de su apagafuegos predilecto. En esta ocasión no fue un tuit del presidente estadounidense Donald Trump la chispa que detonó el siniestro o un videoescándalo, como hace 15 años. Esta vez fue una de las renuncias de más alto perfil que pudieran imaginarse: la del ahora exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien se despidió de la administración actual con una carta en la que acusó la existencia de conflictos de interés en el gabinete y tomas de decisiones de política pública sin sustento. El exfuncionario abrió de pronto una ventana a un gobierno federal que en materia económica y financiera no ha conseguido tomar ritmo.

La partida de Urzúa, quien por años fue mentor de Herrera, tumbó en pocos minutos al peso 2.38 por ciento frente al dólar y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) retrocedió 1.63 por ciento ese día. Analistas e inversionistas alertaron de lo negativo que era ver partir así a un hombre que se había ganado la confianza de los mercados y convertido en una de las voces más serenas del gabinete.

En los planes de Herrera estaba ser, algún día, el titular de la Secretaría de Hacienda. Con una formación académica impecable –es licenciado en Economía por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), maestro por el Colegio de México (Colmex) y candidato a doctor de la Universidad de Nueva York–, una larga trayectoria en el sector público y organismos internacionales, la confianza de los mercados y, quizás aún más importante, su cercanía y lealtad al presidente López Obrador, era el perfil indispensable.

¿Por qué López Obrador no lo nombró secretario de Hacienda desde un inicio? Esa pregunta se la hacen varios de los allegados de Herrera. Algunos consideran que su edad pudo jugar en contra, ya que el presidente tiene un concepto de juventud bastante particular.

A sus 52 años, el nuevo titular de Hacienda está por debajo del promedio de edad del gabinete de López Obrador, que es de poco más de 57 años.

La idea original, relatan, era que Herrera se hiciera cargo de la dependencia económica y financiera más importante del país una vez que Urzúa eventualmente dejara el cargo ya entrado el sexenio.

Pero las cosas cambiaron rápido, mucho más rápido de lo que nadie se hubiera imaginado, incluyendo al propio presidente. Sin Urzúa, el mandatario tuvo que recurrir a la única persona que podía tranquilizar al mercado en ese momento, sin alterar lo restante de la estructura básica de un gabinete.

Las fotos de Herrera con la mirada baja y preocupada junto al presidente en el anuncio de su nombramiento se convirtieron en material para innumerables memes y bromas virales. Ahí estaba un hombre que parecía no querer estar en esa posición, con una carga no pedida, en un momento poco favorable. Y, sin embargo, quienes conocen a Herrera afirman que esa imagen no refleja quién es en realidad.

Herrera es un gran apagafuegos, así se graduó”

Extremadamente metódico es una de las primeras características que destacan sus allegados, seguida de su disciplina laboral y el alto nivel de exigencia que demanda de sus equipos. “Reúne todos los lunes a las 08:00 a su gente, ve todos los pendientes, uno a uno, área por área”, señala un empleado actual de Hacienda. “Es completamente opuesto a Carlos (Urzúa), quien es demasiado académico. Arturo es una máquina para trabajar”.

Otra diferencia con su antecesor es que Herrera tiene una habilidad aguda para debatir y no rehúye a los medios de comunicación, y los mercados son prácticamente una obsesión. Siempre está al pendiente de su terminal Bloomberg, aseguran colaboradores, aunque sea para ver los grandes números económicos.

Las decisiones que Herrera toma en materia de política económica, dicen, suelen estar bien sustentadas en números y perspectivas realistas de corto, mediano y largo plazo.

En la Secretaría de Finanzas del Distrito Federal, Herrera tuvo a cargo la conclusión de la renegociación de la deuda de la capital, así como de algunos de los proyectos de infraestructura más importantes de ese momento: el Metrobús y el segundo piso del Periférico. Aunque los proyectos de López Obrador en la presidencia son mucho más grandes, varios apuntan a su experiencia previa en esa dependencia local para poder realizar un buen trabajo en el gobierno federal.

En 2006, Herrera dejó el servicio público un tiempo y trabajó como director de Banca Gubernamental en IXE. En 2010, se convirtió en gerente de práctica de la Unidad de Servicio Público y Desempeño para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, organismo en el que también estuvo involucrado en su Práctica Global de Gobernanza. Ahí publicó varios reportes relacionados con las finanzas subnacionales y el rol de los gobiernos locales en el desarrollo, así como los posibles ahorros que generan los servicios corporativos compartidos para el sector público.

Su lejanía de la administración pública contrasta con lo cercano que se mantuvo todo ese tiempo a López Obrador, primero en el PRD y posteriormente en Morena, como asesor del eterno candidato tabasqueño. “Es un tipo (Herrera) muy listo, en realidad fue él quien estuvo más al frente durante el proceso de entrega de la administración anterior en la Secretaría (de Hacienda)”, relata un exfuncionario de alto nivel en esa dependencia, quien estuvo en el proceso de transición. Herrera, dice, tenía muy claro que necesitaban un plan para tranquilizar a todos y demostrar que López Obrador no iba a lastimar las finanzas públicas.

Uno de los primeros mensajes del nuevo secretario fue estabilidad: finanzas estables, cuentas públicas estables, economía estable. “Es un macroeconomista muy sólido”, señaló Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP). “Han sido mucho más conservadores (Herrera y Urzúa), fiscalmente hablando, de lo que muchos esperaban”. Villarreal y otros especialistas esperan que Herrera pueda continuar acallando las voces más radicales dentro de Morena y el gobierno federal, que claman ajustes más drásticos y para los cuales no existen un espacio en las finanzas públicas.

Herrera entiende que no se puede ir contra los mercados, que ellos son los que dan recursos, la información y las herramientas con las que opera Hacienda. Además, el secretario es un técnico en todo el sentido de la palabra, quizá el último de esa cepa con poder decisión en la dependencia, aunque con una gran diferencia: conoce al presidente.

En una época en la que el Ejecutivo acumula mucho más poder que en sexenios anteriores, tener acceso directo a López Obrador es una cualidad. Herrera la tiene. Desde su época en la Secretaría de Finanzas era uno de los predilectos del entonces Jefe de Gobierno.

Herrera era una de las figuras indispensables en las reuniones de política económica y fiscal del Gobierno del Distrito Federal, especialmente para temas presupuestarios y de desarrollo económico.

Actualmente, en más de una ocasión, López Obrador ha solicitado que sea él quien detalle los planes económicos de Hacienda, incluso con Urzúa todavía al frente de la dependencia. Además, Herrera y el mandatario han coincidido en pláticas sobre arte, una de las grandes pasiones el actual secretario, quien tiene una colección personal de obras plásticas de gran calidad y posee un enorme conocimiento sobre el tema. “No es muy bueno para bailar, pero para las artes se pinta solo”, afirma uno de sus allegados.

El apagafuegos predilecto del presidente llega en un momento difícil. La economía muestra señales de agotamiento, el empleo cae, el crecimiento se estanca y las presiones de quienes piden un cambio de dirección en la conducción económica mostrada en lo que va de la actual administración se acumulan. Herrera, todos apuntan, podría ser el único en lograr ese cambio.

Por ejemplo, si bien Hacienda perdió la batalla para usar el Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros (FEIP) para ayudar a las finanzas de Pemex, algo en lo que el presidente estuvo en desacuerdo, la guerra en ese tema continúa y muchos esperan que Herrera logue convencer a López Obrador de lo contrario. Algunos ven ese tema como una primera prueba.

“Va a ser difícil, será complicado hacerlo cambiar de opinión, pero si alguien puede hacerlo es Arturo. Si no es él, nadie puede hacerlo”, menciona un excolaborador. “Estamos en buenas manos. Absolutamente estamos en las mejores manos que tiene la 4T”. 

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