México y Gran Bretaña tienen en común estar ante una nueva dinámica política y comercial; en nuestro caso ante la expectativa de un eventual fin del TLCAN y en el país británico por la salida de la Unión Europea. Ahora, ambos comparten la necesidad de explorar nuevos bloques comerciales y acaso este fin se encuentra en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés).
Los 11 países que integran este tratado coincidieron el año anterior con proseguir a pesar de la decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del TPP, un golpe duro pues representaba el mayor peso económico y era un gran motivante para algunos países miembros, que tras su salida, externaron dudas de proseguir.
Tras la decisión de proseguir, 2018 arrancó para los ingleses con la discusión de si entrar o no a este acuerdo. La puerta de este debate la abrió Liam Fox, que encabeza el Departamento de Comercio Internacional de ese país, que habló sobre la posibilidad de que el Reino Unido se pudiera integrar al TPP.
“No sabemos qué éxito tendrá el TPP aún porque todavía no está negociado. Por lo tanto, sería un poco prematuro para nosotros querer sumarnos a algo de lo que no estamos seguros cómo serán los detalles finales”, dijo el funcionario británico en una entrevista para Reuters.
“Sin embargo -agregó el funcionario- hemos dicho que queremos ser un país abierto y, por lo tanto, sería tonto de nuestra parte descartar cualquier resultado particular para el futuro. Por eso, mantendremos la mente abierta y querremos dialogar con nuestros socios comerciales globales”. Junto a esta declaración, el Financial Times trascendió que ese gobierno ha mantenido conversaciones “informales” al respecto.
Guajardo arranca el cabildeo
Para México, la postura de Liam Fox resulta interesante. Según pudo saber La Política Online por fuentes cercanas a la Secretaría de Economía, el Gobierno mexicano es de los más interesados en que se cumpla este escenario.
Y es que Ildefonso Guajardo, al frente de la Secretaría de Economía, considera que está será la mejor manera de hacer contrapeso tras la salida de Estados Unidos en el acuerdo, acaso también una manera de revitalizarlo.
Algunos especialistas consideran que con la entrada del TPP se puede materializar en un pacto comercial transregional que pueda estimular el crecimiento económico no solo de Asia-Pacífico, además de mantener la hegemonía de un mercado abierto, a pesar del mensaje que dio el Bréxit y las políticas de Donald Trump.
No obstante, la relación comercial entre Reino Unidos y los otros países del TPP no es tan fuerte. Para dar ejemplo de ello están las cifras de exportación: en su conjunto, los 11 países combinados que participan en este acuerdo representaron apenas el 8%; mientras que Alemania representó el 11% durante 2017.
México por su parte ha trabajado también por un nuevo TLC con Reino Unido y los encuentros entre ambos gobiernos han sido diversos. Hasta ahora, el interés parece ser mutuo. La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, señaló en noviembre del año pasado que buscaría crear alianzas comerciales con países como México, Corea del Sur e Indonesia
Las dificultades
Pero no es un horizonte que se antoje sencillo y varias son las razones. Para empezar, el ingreso del Reino Unido casi seguramente tendría que esperar hasta que se haya revisado el propio TPP, y el Reino Unido haya acordado su relación con la UE posterior al Brexit.
Y no todos los miembros parecen contentos con esta posibilidad, tal es el caso de Canadá, cuyo gobierno declaró que “es demasiado pronto para aceptar al país europeo dentro del TPP, ya que ese país aún no tiene un acuerdo posterior al Brexit”.
Se ha dejado claro que la adición de este país al TPP no depende solamente de una cuestión geográfica, por lo que la discusión no giraría en que no forma parte del bloque Asia Pacifico, no obstante, hay quienes advierten que no por eso será sencillo, además de que no cuenta con la fortaleza que tenía Estados Unidos y que representaba un gran interés para algunos países como Singapur, que buscaban su acercamiento con el país americano.
Otro punto clave es que, a inicios de este mes, Fox realizó una visita a China, con el fin de atraer empresas de ese país, a la par que se abría la discusión de entrar al TPP. La visita tuvo dos lecturas: por un lado, que este pronunciamiento -de entrar al acuerdo traspacífico- parece sellar la presencia económica de Gran Bretaña en Asia cuando intenta abandonar la Unión Europea.
Pero también genera dudas sobre el propio ingreso al TPP, pues al intentar el país británico fortalecer sus lazos comerciales con este país, podría ponerse en riesgo con este acuerdo, que nació como un esfuerzo de la administración de Barack Obama por hacer contrapeso al país asiático.