La Silla Rota, Mundo, Redacción
El personal médico de Estados Unidos, el epicentro de la pandemia, comenzó la lucha contra el coronavirus (covid-19) con poca o ninguna protección y, cuando esta llegó, las mascarillas -por lo menos- eran falsas.
Así lo asegura una investigación de AP sobre una de las primeras ayudas de materia de protección médico contra el covid que llegó en un avión de carga aterrizó al Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.
Tras la llegada del virus a Estados Unidos, autoridades aduanales estadounidenses se encargaron de dar con insumos médicos falsificados, dando como resultado 11 arrestos y 519 incautaciones, de acuerdo con datos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
ICE mantiene la Operación Promesa Robada para combatir dichas falsificaciones, sin embargo continúan llegando productos falsificados, no sólo mascarillas, también medicamentos mal etiquetados, así como pruebas y curas falsas de covid-19.
De acuerdo con AP, las máscaras falsas tienen ganchos sólo para las orejas, mientras que las auténticas tienen bandas que se extienden a lo largo de la parte posterior de la cabeza, para que sean más ajustadas y el riesgo de contagio sea menor, detalle que ya había sido alertado por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Además, los respiradores que llevan estas mascarillas deben coserse, engraparse o soldarse para establecer un sello más apretado sobre la nariz y la boca.
La empresa china Shanghai Dasheng fue la que envió las mascarillas al aeropuerto de Los Ángeles. Sus cajas estaban estampadas como si fueran aprobadas por las autoridades sanitarias de Estados Unidos y presumían ser las famosas N95.
AP rastreó otros envíos de mascarillas N95 falsas de Shanghai Dasheng que ingresaron a Estados Unidos.
La empresa china no se ha posicionado al respecto, solo tiene un mensaje de advertencia en su página web que dice que no tienen distribuidores o sucursales.
Por su parte , autoridades estadounidenses desconocen si las mascarillas falsas están siendo fabricadas por dicha empresa o alguien está usando los números de certificación de Shanghai Dasheng “sin su permiso”.
Shanghai Dasheng es uno de los mayores fabricantes de mascarillas N95 del mundo y uno de los pocos certificados en China.
Cuando la propagación del virus apenas comenzaba en China, el presidente de la compañía, Wu Shengrong, invitó a un grupo de periodistas a la fábrica donde presumió que habían incrementado la producción diaria de mascarillas de 40 mil a 70 mil, asegurando que su producción llegaría a 200 mil.
Uno de los destinatarios de las mascarillas falsas de Shanghai Dasheng fue Direct Relief, una organización internacional de ayuda humanitaria en el sur de California. En un principio pensaron que la fábrica envió involuntariamente el modelo de máscara equivocado, pero luego empezaron a llegar más.
AP acusa a las autoridades de Estados Unidos que debido a la escasez de máscaras N95, se relajaron los estándares de verificación en marzo.
La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos incluso aprobó mascarillas de otras marcas pero muy similares a las falsas como apropiadas para atender covid-19, rectificó cuando descubrieron que la mayoría eran deficientes.
El 7 de mayo, dicha agencia prohibió las importaciones de máscaras de 65 fábricas chinas, sin embargo, Shanghai Dasheng se encuentra entre los 14 que permanecen en la lista aprobada.
Aún hay millones de mascarillas consideradas inadecuadas para la protección médica del coronavirus dentro de Estados Unidos y son utilizadas en la primera línea de combate a la pandemia, es decir, médicos y enfermeras.
Por su fuera poco, gobiernos estatales y locales, así como hospitales han gastado cientos de millones de dólares en máscaras defectuosas, comprandolas hasta en 6 dólares cada una cuando antes estaban en 60 centavos.
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