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“Los indicadores con este gobierno están peor y se está perdiendo fuerza laboral”: José Cohen

La Crónica de Hoy, Nacional, Daniel Blancas Madrigal

“Los indicadores con este gobierno están peor y se está perdiendo fuerza laboral”: José Cohen

Del millón 380 mil empleos que se generan, el 75 por ciento lo ocupan las mujeres que son sustento de sus familias. Al nuevo gobierno le ha dado por andar firmando acuerdos comerciales con el mundo entero, sin cruce de balanzas.

(Segunda y última parte)

Desde el arranque de la administración lopezobradorista, pensaron que se le haría justicia al sector… “Pero todos los indicadores han empeorado”, señaló José Cohen, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil. Él y los industriales más importantes del ramo decidieron compartir con Crónica sus historias de desventura: contrabando, subvaluación, trampas en importaciones, corruptela en Aduanas, evasión fiscal y uso de programas oficiales para robar…

—Pero esto no es de ahorita —se les comentó.

—No, viene de gobiernos pasados, se los planteamos y nunca hicieron nada. Creímos que ahora sería diferente, pero igual se está perdiendo fuerza laboral. Del millón 380 mil empleos que se generan, el 75 por ciento son mujeres, sustento de sus familias, y es triste que se vayan quedando sin trabajo. El nuevo gobierno ha traído noticias negativas que no se esperaban.

—¿Cómo cuáles?

—Le ha dado por andar firmando acuerdos comerciales con el mundo entero, sin cruce de balanzas. Teníamos 49 acuerdos, y en 48 somos deficitarios. El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TTP) fue para nosotros un desastre y significó la pérdida de 150 mil empleos. Hoy, contrario a lo que pensábamos, ha seguido dándosele entrada a prácticas desleales de comercio. En la Secretaría de Economía se han anunciado para este año acuerdos con Ecuador, Arabia Saudita, Turquía, Israel, Corea del Sur, Brasil, Argentina, Tailandia… Todos son terribles para la industria.

—¿Por qué?

—Turquía, por ejemplo, tiene subsidio de su gobierno de 18 por ciento por cada dólar exportado, y mantiene un esquema turbio de triangulaciones ilegales. En Brasil encuentras que los pantalones de mezclilla se venden en 500 pesos y, como en México valen 350, piensas que es una gran oportunidad, pero como es acuerdo comercial y no tratado, ellos tienen sus propias reglas: imponen todo un esquema de barreras arancelarias para proteger su mercado interno y no hay manera de que les exportes. ¿Por qué dan al sector como moneda de cambio? Preferiríamos, en todo caso, ser excluidos. ¿Tratado de libre comercio con Europa? Podríamos exportarle, pero en la práctica no, porque en el famoso Telecuem, el europeo puede comprar sus telas e insumos fuera de la región: compran tela cruda en China, Blangadesh e India, a precios de trampa, le dan un simple estampado con puntitos y la norma les permite etiquetarla como tela europea. Nosotros también podríamos hacerlo, pero la regla del convenio dice que sólo se puede en una sola vía: ellos sí, nosotros no. Ya no queremos más amenazas al sector.

—¿Por qué no le han planteado al presidente estas problemáticas?

—Hemos pedido por todos lados una reunión con él, aunque sea 5 o 10 minutos, pero nadie nos ha abierto la puerta. No pedimos proteccionismo o financiamiento, sólo cancha pareja y acabar con la ilegalidad.

—¿Cómo es posible que un sector como el suyo no pueda llegar al presidente?

—Hace unos meses íbamos a tener la oportunidad de platicar con él en una reunión en El Bajío, pero se suspendió por un asunto de seguridad, y ya no se ha podido.

—¿Qué le pueden aportar al país si se acaba con el contrabando y la corrupción?

—Más y mejores empresas para que haya más y mejores empleos, desarrollo de la industria, sustitución de importaciones, incremento de contenido nacional y recaudación: ahí están los 55 mil millones de pesos que el SAT no debió devolver si hubiera investigado la ilicitud en las operaciones de mercancía subvaluada. Sin cochupos, podríamos generar al menos 350 mil empleos, y esto, trabajo, es lo que está pidiendo el presidente. La industria representa el 10 por ciento del PIB manufacturero y queremos aportar lo que nos toca. Se puede detonar hasta el campo, con el cultivo de algodón en el sur-sureste del país. Hoy la mitad del algodón que necesitamos lo estamos trayendo de Estados Unidos.

Los rostros lucían desencajados; por momentos, había huellas de arrepentimiento. De repente hablaban entre ellos, fantaseaban con nuevos escenarios. “¿Te imaginas si la autoridad investiga las operaciones ilícitas, con verificaciones domiciliarias?, ¿te imaginas si fortalece su brazo fiscalizador y evita la devolución de la garantía depositada al SAT por la importación de mercancía por debajo de su valor?, ¿te imaginas si acaban con las factureras que permiten el ingreso de los contrabandistas no sólo a los tianguis sino al mercado formal?, ¿te imaginas si se depuran programas como IMMEX, para que no haya importaciones temporales de productos terminados y se termine así con la simulación?

Una pregunta rompió con los delirios…

—¿Qué responsabilidad tienen ustedes, los propios textileros, de que su sector haya llegado a estos niveles de ilegalidad?

—Cohen, como interlocutor gremial, tomó la palabra: “Si te refieres a que lo hemos permitido, no va por ahí, porque la lucha ha sido de muchos años, ya estamos desgastados, aunque sí hay que reconocer que algunos de nosotros se pasaron al lado malo, por la vía fácil, por eso ahora encontramos una industria paralela ilegal”.

Entre el resto de los industriales, quienes solicitaron cautela sobre sus nombres y compañías, la interrogante también provocó ruido… “Hay que aceptar que nos faltan muchas cosas”, dijo uno de los empresarios.

—¿Cómo cuáles?

—Empezando por mayor unidad y una voz más fuerte, un frente común.

“Deberíamos ser más activos en proteger el negocio y la legalidad”, expresó otro.

Y uno más se sinceró: “No todos los industriales han actuado de forma adecuada, hay quienes hasta se roban la luz”…

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