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A lo largo de su historia, la industria textil ha cargado consigo un sinnúmero de tragedias, injusticias y violaciones a los derechos humanos. Esto aunado a los bajos salarios que perciben las personas que trabajan en empresas textileras, sobre todo aquellas dedicadas a la maquila. Tanto en ciudades como Bangladesh como en Matamoros, trabajadoras y trabajadores se han levantado para defender sus derechos, no sin intentos de represión de por medio.
En enero de este año, el gobierno de Bangladesh subió el salario mínimo un 51%: de 5,300 takas a 8 mil. Sin embargo, este aumento no es suficiente para subsistir en el segundo país con la mayor exportación de productos textiles. Las protestas iniciaron el 6 de enero: de acuerdo con Elle, manifestantes bloquearon el aeropuerto, incendiaron autobuses y vandalizaron autos. La policía respondió con gas lacrimógeno y cañones de agua, que habrían cobrado la vida de una persona.
Las condiciones laborales en fábricas maquiladoras de Bangladesh han sido señaladas por múltiples organizaciones defensoras de derechos humanos, sobre todo a partir del derrumbe del Rana Plaza, donde murieron 1134 trabajadoras textiles. La mujeres habían denunciado el estado en que se encontraba el edificio de ocho pisos, pero fueron obligadas a trabajar con engaños o amenazas. (Vía: Pikara Magazine)
Si bien las maquiladoras han permitido a muchas mujeres alcanzar su independencia económica y abandonar otros empleos donde eran explotadas y maltratadas, el salario que perciben sigue siendo insuficiente y continúan trabajando en condiciones de inseguridad y precarización.
De acuerdo con la investigación presentada en el documental The True Cost, alrededor del mundo hay aproximadamente 40 millones de trabajadores textiles y el 85% son mujeres y niñas.
Esto ha sido aprovechado por gigantes de la moda como Inditex, detrás de marcas de fast fashion como Zara y H&M, conocidas por los precios bajos de sus prendas. El costo reducido tiene que ver, también, con los salarios insuficientes que perciben las mujeres que las fabrican.
Aunque la industria de la moda genera casi tres billones de dólares anuales, sus trabajadoras en países con Bangladesh perciben menos de 100 dólares diarios en un país cuya capital, Dhaka, es más cara que lugares como la Ciudad de México, Cleveland o Estambul. (Vía: Elle)
Por su parte, en Matamoros, Tamaulipas, trabajadoras y trabajadores de 45 maquiladoras iniciaron una huelga en demanda de un aumento al salario del 20% y un bono de 32 mil 242 pesos. Fue a inicios de 2019 que empresarios se negaron a subir el sueldo a pesar del Decreto de Estímulos Fiscales de la Región Frontera Norte, firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y en el que se prometió aumentar los salarios mínimos en la frontera.
De acuerdo con Sin Embargo, empleadores ofrecieron a trabajadores y trabajadoras un bono de 4 mil pesos y un aumento salarial del 10%. La propuesta se encuentra muy por debajo de lo solicitado, por lo que es probable que la huelga estalle en los próximos días.
La Coparmex y el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora en Matamoros (Sjoiim) han coincidido en que las empresas de esa ciudad no tienen capacidad para cubrir los aumentos salariales que se solicitan, alegando que en Matamoros el salario mínimo ha sido mayor a los 88 pesos estipulados por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) antes del decreto presidencial. (Vía: Sin Embargo)
Protestas, Maquiladoras, Matamoros, Huelga
No obstante, como señala La Izquierda Diario, el aumento del 100% establecido por el nuevo gobierno también tiene repercusiones negativas para obreros y obreras, como la eliminación de bonos adicionales al salario que ayudaban a compensar los altos costos en la frontera norte de México. Así, el ingreso real no es superior al 30%.
Delfina Martínez, trabajadora de la empresa Trico Componentes, dijo a La Jornada que se sintió feliz cuando supo del incremento al salario mínimo en la zona fronteriza. Aunque ella no percibía el mínimo, se le informó que también recibiría un aumento. Fue entonces cuando descubrió que solamente se le pagarían cinco pesos más: de 171 a 176 diarios.
Además, se le hizo saber que por ese incremento dejaría de tener derecho al bono de despensa de 3 mil pesos:
“(Andrés Manuel López Obrador) sacó un decreto que no nos ayudó, al contrario, nos chingó, porque le dio pretexto a la fábrica para no darnos el bono que siempre esperamos en enero, porque es el que nos ayuda a pagar la cuesta”.