Una de las obsesiones del presidente López Obrador es la reforma energética de Enrique Peña Nieto. Una y otra vez la ha criticado en la campaña, en sus giras, en las mañaneras y en sus videos de fin se semana y en la práctica ha adoptado múltiples medidas para dar marcha atrás a la reforma y fortalecer el monopolio de Pemex y la CFE a través de la Secretaría de Energía y del control de los órganos reguladores como la CRE, Cenace y CNH y Cenagas, comenzando por la suspensión de las rondas petroleras y los farm outs de Pemex.
Sin embargo, falta un paso: modificar la Constitución para regresar a ser junto con Corea del Sur los únicos países del mundo que no admiten inversión privada nacional o extranjera en el sector energético.
Lo preocupante es que ayer en la mañanera, López Obrador anunció que considera enviar una propuesta de reforma a la Constitución después de 2021 “para consolidar a Pemex y a la CFE”.
Aunque López Obrador también reiteró que respetarán los más de 100 contratos firmados con las exitosas y transparentes rondas petroleras, y que se revisan con lupa, su amenaza de reformar la Constitución, que violaría en forma abierta los acuerdos firmados en el T-MEC y reiterados en Washington en la reunión con Donald Trump, sí generó un gran nerviosismo en las empresas del sector.
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ESQUIVEL: “EVITEMOS QUE MÁS GENTE CAIGA EN POBREZA”
Gerardo Esquivel, subgobernador del Banco de México, publicó un excelente artículo, Los impactos económicos de la pandemia.
Considera que una agresiva política fiscal no es una solución correcta en un país como México, y en el contexto de la crisis actual, porque la caída de la actividad económica es el resultado de una combinación de factores de oferta y demanda.
Sin embargo, critica severamente la política de contracción del gasto público, por contraproducente, porque exacerbaría el choque origina, dificultando la recuperación económica con efectos sociales importantes.
“Tan peligrosa es una respuesta fiscal excesivamente laxa, como su opuesto, la austeridad procíclica”.
Pronostica una caída del PIB este año en un rango entre 8 y12% y descarta la recuperación en V en la que aún cree López Obrador, ya que anticipa que será hasta 2022 cuando podremos regresar a los niveles de producción antes de la pandemia
Se pronuncia a favor de medidas como un seguro de desempleo de emergencia; un programa de protección a la nómina; diferimiento del pago de contribuciones sociales a empresas pymes y medianas; un programa especial de apoyo para pago de rentas y otros costos fijos; y un programa de apoyo mínimo a trabajadores informales que hayan perdido temporalmente su fuente de ingresos.
Alerta que existe la amenaza de bancarrota para muchas empresas sin estas medidas de apoyo que tendrán un costo de 1 a 1.5% del PIB.
Su remate es impecable: “actuemos con inteligencia, evitemos que más gente caiga en situación de pobreza y ayudemos a soldar las tuberías rotas de nuestra economía. Hagámoslo antes de que sea demasiado tarde.
Y, ojalá el mensaje le llegue a su exjefe López Obrador y a su excompañero de gabinete, Arturo Herrera. Urge.