El auditorio era imponente y la advertencia surgió en el acto, por parte del moderador Luis Foncerrada, pues estaban ahí los empresarios y socios de la American Chamber, que representa el 21 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y una larga historia de integración y cooperación con la economía mexicana. No obstante el candidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, dominó el escenario.
Una lluvia de aplausos recibió al más joven de los candidatos presidenciales, en lo que fue la Asamblea 101 de los empresarios más importantes de Estados Unidos, y acto seguido empezaron los cuestionamientos sobre sus propuestas en materia de crecimiento económico, empleo y competitividad.
Los ánimos estaban más que encendidos, pues los asistentes ya habían escuchado a la candidata independiente, Margarita Zavala, y al abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador. El panista mostró inteligencia y como pez en el agua, Anaya Cortés habló lo mismo de la precarización del salario, que de la necesidad de aumentar la inversión productiva, la corrupción y de crear un ombudsman que intervenga en casos de inversión.
El candidato arrancó aplausos cuando habló de la necesidad de corregir los errores en la implementación de la reforma educativa y avanzar en la complementación del Sistema Nacional Anticorrupción para que la reforma energética arroje los resultados esperados.
Correteado por el tiempo, pero confiado en sus planteamientos, Anaya bromeó para que no le fueran a sacar una pregunta incómoda cada que se alargaba en sus respuestas.